Por @Alvy — 25 de Septiembre de 2023

Una demostración visual de la curvatura de la Tierra / Aerogeneradores en el Parque Eólico Thorntonbank; costa de Westende, Bélgica (CC) Lieven
Aerogeneradores en el Parque Eólico Thorntonbank; costa de Westende, Bélgica (CC) Lieven

Esta foto de Lieven, un arquitecto belga que además de aficionado a la fotografía es experto en lenguaje klingon (!), es tal vez la más sencilla y visual demostración visual de la curvatura de la Tierra. Es un recorte de la imagen original completa que el autor ha tenido que enseñar más de una vez porque la gente no se creía que fuera auténtica.

La fotografía está tomada en la costa de Westende, un pueblecito costero normal y corriente cerca de Brujas (Bélgica) con una amplia playa donde a lo lejos (28 km) está el Parque Eólico Thorntonbank. Allí hay decenas de aerogeneradores con una capacidad conjunta de más de 325 MW. Los más altos tienen rotores de hasta 126 metros de diámetro, y están instalados sobre torres que se clavan en el fondo marino hasta 27 metros bajo la superficie de las olas.

Como dice el saber popular y ya conocían nuestros antecesores, cuando un barco se aleja se puede intuir la curvatura de la Tierra porque lo último que deja de verse son las velas y la punta del mástil. Aquí las torres y palas de los aerogeneradores hacen de mástiles; su colocación en el «parque eólico marino» alejándose hacia el horizonte permite ver algunos completos, pero de otros se aprecia sólo la parte superior. Diferentes objetos, mismo efecto.

Todo esto se puede calcular geométricamente. Una persona desde el suelo puede ver el horizonte normalmente hasta unos 5 km. Pero hay varios factores a tener en cuenta: la altura del observador (unos 2 m), la del objeto observado (más de 100 m en este caso) y sobre todo la refracción atmosférica, que puede permitir ver incluso más allá del horizonte «geométrico» según las condiciones climáticas. Hasta la altura de las olas puede influir.

Aquí toda esa combinación de factores hace que la separación entre las grandes palas y el efecto del zoom de la cámara (una Fujifilm FinePix HS30EXR 24-720mm) se combinen para aplanar la imagen y mostrar las diferencias debido a esa curvatura que separa las palas visibles de los aerogeneradores que están más cerca y los que están más lejos.

Según los mapas de la instalación los aerogeneradores son todos iguales, están a la misma altura sobre el nivel del mar y cubren una distancia de unos 4 km hacia el horizonte más allá de los 28 km que los separan de la costa. Quizá el fotógrafo estaba a cierta altura para poder observar tan lejos, aunque en esas zonas no hay elevaciones notables. Pero por la altura de los aerogeneradores (más de 100 metros) y con un poco de ayuda de la refracción, todo cuadra. Una gran foto y un gran efecto sin duda.

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Por @Alvy — 2 de Septiembre de 2023

Foto: Cargador público en un centro comercial (CC)-by Alvy

Al más puro estilo de leyenda urbana asustaviejas desde hace años se rumorea que enchufar el móvil para recargarlo en un punto de carga público es «peligroso» porque «los hackers te roban los datos o te instalan software malicioso». Lo cierto es que no se conocen casos reales en los que esto haya sucedido, ni en España ni fuera de nuestro país.

La historia parece provenir de una convención DEF CON de 2011, donde se explicó el «concepto» del asunto y se hicieron pruebas con unas 360 personas –la mayoría inexpertos– que enchufaron los móviles de la época en un cargador allí instalado y a los que se pudo instalar algo. Y ya está. El resto son avisos repetitivos y cíclicos, bulos como los que a veces se ven incluso en carteles en las comisarías, llenos de faltas de ortografía y con «sellos oficiales» falsos.

El hecho cierto es que desde hace mucho tiempo los fabricantes han añadido avisos en el sistema operativo para preguntar si se confía en los cargadores, algo que mitiga el potencial problema, que en realidad nunca fue tal: aunque el concepto es válido el riesgo real es mínimo, por no decir inexistente. [Fuente: The urban legend about phone charging that just won’t die en Vox Media.]

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Por @Alvy — 19 de Septiembre de 2022

Clave alargador macho-macho

Esta insólita noticia con tintes de leyenda urbana llega desde Gizmodo y trata sobre unos cables alargadores de corriente macho-macho que venden en Amazon.com. El invento parece un poco descerebrado, porque un cable así sólo puede proporcionar corriente de la forma equivocada, y no está muy claro ni para qué sirven. (Curiosamente en algunas descripciones de estos cables, de los que hay varios modelos, pone «conectores macho-hembra», pero las fotos muestran claramente macho-macho).

Pero la parte de leyenda urbana viene de que la agencia de Seguridad y Consumo de Estados Unidos ha tenido que emitir un aviso para pedirle a la gente que no compren estos alargadores por el peligro que suponen. Según parece cuando hay cortes de luz hay quien piensa que puede alimentar su casa con un generador eléctrico autónomo externo y un cable de estos: poniendo en marcha el generador fuera de la casa (suelen ser diésel) y conectándolo con este cable a cualquiera de los enchufes de la casa, que alimentaría a todos los demás. ¡Magia! Hogar electrificado.

La realidad, por supuesto no es esa: hacerlo así se saltaría todos los sistemas de protección eléctrica de los hogares, y en caso de que volviera la electricidad el cortocircuito podría ser fino filipino, con el consiguiente peligro. La advertencia además dice que como estos cables suelen ser cortos (parece que algunos ni están homologados) la gente tiende a colocar los generadores cerca de las casas, aumentando el riesgo de envenenamiento por monóxido de carbono.

En definitiva: no está claro si es un producto real, porque huele más a leyenda urbana que a invento existente, pero están ahí para quien quiera comprarlos, aunque igual reciben un alargador normal y corriente. Todo un producto para candidatos a Premios Darwin, por cierto. Raro es ya que exista y que Amazon todavía no los haya retirado. En Amazon España, por ejemplo, no es posible encontrarlos.

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Por @Alvy — 16 de Mayo de 2022

Page Not Found: A Brief History of the 404 Error | WIRED

Desde hace décadas circula el chascarrillo –que igual hasta por aquí hemos repetido alguna vez– de que el famoso Error 404 que aparece cuando no se encuentra una página tenía un en el mundo real. Se decía que se correspondía con el «número de habitación» de una sala del CERN donde trabajaban los servidores y sus programadores. Sin embargo, en el artículo Page Not Found: A Brief History of the 404 Error (Wired) Robert Cailliau, uno de los pioneros de la Web de hipertexto, lo desmintió con rotundidad:

La decisión de elegir el 404 fue arbitraria. El 404 nunca existió como sala ni lugar físico en el CERN. Es un mito.

Esta decisión se tomó cuando se catalogaron las respuestas del protocolo HTTP, que están agrupadas por rangos:

  • Informativas (100–199)
  • Satisfactorias (200–299)
  • Redirecciones (300–399)
  • Errores de los clientes (400–499)
  • Errores de los servidores (500–599)

Al «Página no encontrada» le tocó el 404 y eso es todo.

Es interesante, empero, que aunque ese mítico lugar no existiera, programadores y técnicos han disfrutado haciendo la gracia de renombrar sus salas de servidores en empresas y escuelas como «404», de modo que ahora existir, existen.

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