Por @Wicho — 17 de Junio de 2024

Foto del número 42 del portal de un edificio

Aristóteles dijo un montón de cosas que estaban mal. Galileo y Newton deshicieron el entuerto. Luego Einstein volvió a liarla. Ahora, básicamente lo tenemos todo resuelto, excepto lo pequeño, lo grande, lo caliente, lo frío, lo rápido, lo pesado, lo oscuro, la turbulencia y el concepto del tiempo.

– De Science: Abridged Beyond the Point of Usefulness
(La ciencia resumida más allá de lo razonable) por Zach Weinersmith
vía Massimo

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Foto de Mark König en Unsplash

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Por @Alvy — 12 de Mayo de 2024

Una sarcástica visión de cómo es la experiencia web hoy en día, mierdificación incluida

Guangyi Li ha recreado es una web esquemática cómo es su experiencia web hoy en día, lo cual incluye lo peor de lo peor, desde los anuncios fuera de lugar a los pop-ups abusivos, el disparo de las notificaciones, chats, ratings, contenidos prohibidos por regiones… Lo más granao, vamos.

Es un gran ejemplo de la mierdificación (enshittification), tal y como acuñó Cory Doctorow) a la que ha llegado la Web y (casi) todos los sitios que la habitan, a veces por derivas inevitables a veces por «cuestiones legales» o presiones de algún tipo. Es algo que no sólo se da en la web, también en apps de plataformas como Netflix, Twitter, Instagram o Amazon.

Nos hemos acostumbrado a vivir con ello, asimilándolo en la cultura de las compañías y entre las personas que deambulan por la red, «productos impresentables y odiosos, el resultado de pasar por el rodillo y la dictadura de los analistas, de los mercados y de la ambición desmedida», como dijo EDans.

Si consigues no ver todos los efectos en la web de Li es que no has navegado lo suficiente, porque es difícil pasar por alto algunas de estas sarcásticas modalidades de convertir todo en basura.

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Por @Alvy — 29 de Abril de 2024

El CAPTCHA para milénicos, o la estupenda idea de clasificar a jovenes (y no tan jóvenes) por rangos de edad

El otro día estaba reflexionando sobre cómo sería algún sencillo sistema de acceso para una red social o servicio sólo para gente de cierta edad: más de 50, 40, 25… ¿Qué tipo de prueba online podría hacerse para acceder? Y hete aquí que me encuentro con que la gente de McSweeney’s ha tenido la genial idea de crear un CAPTCHA para milénicos, aunque más bien por lo jocoso del asunto, pero se capta la idea.

Durante años, los CAPTCHA han ayudado a separar a los robots de los humanos. Pero a veces se necesitan distinciones más sutiles. ¿Qué pasa si, por ejemplo, sólo quieres que tu contenido sea visto por humanos en la treintena apasionados por las baldosas del metro, los doggos y publicar GIFs reaccionando a JLaw en Slack? Para ellos hemos creado el CAPTCHA para milénicos.

Las pruebas son una combinación de cultura pop y de tecnologías obsoletas, con algunas bastante retro como escribir un mensaje de texto en un Nokia 3310 o navegar por un iPod de los de primera generación, con su rueda de selección y pantalla pixelada en blanco y negro. Tareas que deberían resultar fáciles para los milénicos (dícese de los nacidos entre 1981 y 1999) pero difíciles cuando no imposibles para los de la Generación X (viejunos), Generación Z (muchachada) o Alfa (yogurines).

No hay más premio que alegrarse si se supera… Al menos si eres milénico, ya sea física o mentalmente, que supongo que esos matices no se pueden distinguir con solo 10 CAPTCHAs.

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Traducción cortesía de DeepL.

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Por @Alvy — 18 de Abril de 2024

Es más fácil escribir un programa incorrecto que comprender uno correcto.

Los epigramas son «frases breves e ingeniosas, frecuentemente satíricas», algo así como «ocurrencias» o «frases agudas». Y hete aquí que a alguien se le ocurrió hace tiempo escribir (o recopilar) 120 epigramas sobre informática y programación.

Cuidado con el abismo de Turing, en el que todo es posible pero nada de lo fácil es interesante.

Con solo leerlos se ve que tienen cierta viejunez: hablan mucho de Fortran, Lisp y otros lenguajes que eran más populares hace décadas, además de menciones a mini y microordenadores y cosas así. Según parece provienen de Epigrams in Programming, de Alan J. Perlis, de la universidad de Yale, en un artículo publicado en el SIGPLAN de la ACM en 1982.

Todo programa tiene (al menos) dos propósitos: aquel para el que fue escrito y otro para el que no.

Es entretenido revisarlos, en parte por ser una especie de documento de otra época, en parte porque son realmente satíricos y graciosos –si les coges el punto informático, claro– y en parte porque pueden servir como inspiración. O para hacer tazas, camisetas o pósteres, que siempre hay una frase de estas para cada ocasión.

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