Por @Wicho

Hace unas horas, con aproximadamente un día de retraso sobre lo previsto, la primera cápsula de carga Cygnus XL llegaba a las proximidades de la Estación Espacial Internacional (EEI). Allí fue capturada por el brazo robot de la Estación, manejado por Jonny Kim con la ayuda de Zena Cardman. Y finalmente fue acoplada al puerto inferior del módulo Unity desde el control de la misión en Houston.

El retraso en la llegada se debió a que el segundo encendido de su motor tras su lanzamiento el pasado día 14 se cortó antes de lo previsto. Pero eso al parecer fue debido a unos ajustes de seguridad demasiado prudentes en el software de a bordo, que una vez modificados permitieron que la cápsula retomara su camino hacia la EEI.

Y es que no hay que olvidar que, como ya he indicado arriba, esta es la primera Cygnus XL, una variante de mayor tamaño de las Cygnus lanzadas hasta ahora. Tiene un metro y medio más de longitud que la variante mejorada en uso hasta ahora, lo que aumenta su capacidad de carga máxima en 1.250 kilos. Comparada con las Cygnus estándar utilizadas en las cuatro primeras misiones de esta cápsula el aumento es de casi tres metros y 2.250 kilos. El volumen de su bodega de carga, lógicamente, también ha aumentado y es ahora de 36 metros cúbicos frente a los 27 de la mejorada y los 19 de la estándar.

La descripción
Características principales de la Cygnus XL – Northrop Grumman

Su mayor tamaño también implica mayor masa al lanzamiento, así que no es de extrañar que haya habido que hacer algún que otro ajuste en el software. Las simulaciones no siempre lo pillan todo.

Por supuesto en cada lanzamiento hay que combinar la capacidad de carga disponible en cuanto a masa y volumen. Pero en este caso la S. S. William «Willie» McCool¹ va bastante aprovechada, ya que lleva a bordo 4.989 kilos, divididos en suministros para la tripulación, para la Estación, y material para diversos experimentos.

Seguir leyendo: «La primera cápsula de carga Cygnus XL llega a la Estación Espacial Internacional tras un pequeño susto»

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Por @Wicho

La Progress MS-32 flotando en el espacio camino de la EEI con la Tierra al fondo
La Progress MS-32 llegando a la EEI – Roscosmos

La cápsula de carga Progress MS-32, Progress 93 para la NASA, llegaba a última hora de la tarde de ayer a la Estación Espacial Internacional, a cuyo puerto posterior se acopló de forma automática algo más de dos días después de su lanzamiento.

Lleva a bordo un total de 2.516 kilogramos, que se dividen en 1.176 kilos de carga en su compartimento presurizado, 870 kilos de propelentes, 420 kilos de agua, y 50 kilos de nitrógeno. La mayor novedad es que entre esos 1.176 kilos de carga del compartimento presurizado va un nuevo traje Orlán-MKS para paseos espaciales.

Es el séptimo de estos trajes que fabrica NPP Zvezda. Igual que el número seis, ambos se distinguen de los anteriores en que entre otras cosas incorporan un sistema automático de control de la temperatura y un nuevo ordenador de a bordo –a fin de cuentas los trajes espaciales son como pequeñas naves individuales– que ahora se encarga de funciones de las que antes se tenía que ocupar la persona que estaba en su interior. Las capas externas del traje también son más resistentes.

Prokopyev en el exterior de la Estación Espacial Internacional
Sergey Prokopyev utilizando el Orlán MKS nº 6 en un paseo espacial en noviembre de 2020 – NASA

Permite permanecer en el exterior durante hasta nueve horas en lugar de las siete del MK y está diseñado para hasta quince o veinte usos durante una vida útil de seis o siete años.

Además se supone que los Orlán-MKS son más fáciles de mantener en órbita, lo que eliminaría la necesidad de devolverlos a Tierra para ello.

El lanzamiento desde un punto de vista elevado
Lanzamiento de la cápsula a lomos de un Soyuz 2.1a – Roscosmos

Está previsto que la cápsula permanezca atracada a la Estación al menos hasta febrero del año que viene. Durante ese tiempo sus motores serán utilizados para subir la órbita de la EEI cuando sea necesario. Al final de la misión se desintegrará en la atmósfera durante una reentrada controlada en la que irá cargada de material ya no necesario o de desecho de la Estación.

Eso sí, dado que el módulo Zvezda en el que está atracada aún tiene una pequeña fuga de aire que desde 2019 no ha habido manera de sellar habrá que minimizar el tiempo en el que se abren las escotillas que permiten acceder a ella.

El trabajo de las Progress y de las otras cápsulas de carga que dan servicio a la Estación es imprescindible para mantenerla en funcionamiento. Pero recientemente el director de la empresa que fabrica las Progress dijo que las cosas están muy chungas y que a ver si no cierran. Aunque puede que sólo haya sido un toque de atención para que las autoridades rusas le hagan casito. A ver.

Relacionado,

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Por @Wicho

La descripción
Columbus en la EEI en la actualidad; hay un astronauta y un cápsula Dragon en la foto que sirven para dar una idea de su tamaño – ESA

Parece ser que en el Centro de Control de Columbus en Oberpfaffenhofen, Alemania, llevan las cuentas y que hoy el laboratorio espacial de la Agencia Espacial Europea ha cumplido 100.000 órbitas.

Con 6,9 metros de largo, un diámetro de 4,5 metros, un peso de 10.300 kilos, y un volumen total es de 75 metros cúbicos, de los que 25 son para la carga útil, que puede llegar hasta los 9.000 kilos, Columbus es la contribución más grande de la Agencia Espacial Europea (ESA) a la Estación Espacial Internacional.

Su carga útil se reparte en hasta 16 racks en los que también se almacena material para cuando sea necesario y equipos propios del laboratorio. En el momento de su lanzamiento también tenía la opción de instalar hasta cuatro módulos externos en dos soportes gemelos, aunque desde marzo de 2022 está también en funcionamiento la plataforma externa Bartolomeo, que tiene sitio para más cargas externas.

Columbus ha sido utilizado para llevar a cabo más de 250 experimentos hasta la fecha, con más en la cola. En el momento de publicar esta anotación hay 21 experimentos en curso, 13 de la ESA y ocho de la NASA. La mayoría de los experimentos son una combinación de procedimientos automatizados y otros operados por la tripulación, con equipos en tierra que trabajan las 24 horas del día para supervisar y coordinar las actividades.

16 astronautas de la ESA, así como astronautas de países no europeos, entre ellos Estados Unidos, Canadá y Japón, han trabajado dentro en él. Algunos, además, incluso lo han utilizado módulo como dormitorio gracias al camarote CASA, de Crew Alternate Sleep Accommodation, Alojamiento alternativo para el descanso de la tripulación).

En este vídeo el astronauta de nacionalidad inglesa de la ESA Tim Peake hace una visita guiada por su interior:

Columbus fue lanzado el 7 de febrero de 2008 en la bodega de carga del transbordador espacial Atlantis en la misión STS-122, que tenía como objetivo principal llevarlo a la EEI y dejarlo allí instalado, lo que ocurrió durante el cuarto día de la misión en un paseo espacial de ocho horas. Durante ese paseo los astronautas de la NASA Leland Melvin, Dan Tani y y el astronauta de la ESA Leopold Eyharts utilizaron el brazo robot de la Estación para sacarlo de la bodega de carga del transbordador y colocarlo en su sitio, el puerto derecho del módulo Harmony, el módulo frontal de la EEI.

La descripción
El brazo robot de la Estación Espacial Internacional sacando Columbus de la bodega de carga del Atlantis – NASA

Por su parte los astronautas de la NASA Stanley Love y Rex Walheim se encargaran de las conexiones externas. El astronauta de la ESA Hans Schlegel tenía que haber tomado parte en este paseo espacial pero se puso enfermo y fue sustituido por Love.

El laboratorio estaba diseñado para durar diez años, pero tras más de 17 años en órbita sigue funcionando a la perfección, así que todo indica que seguirá en servicio hasta que la EEI sea retirada en algún momento a partir de 2030.

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Por @Alvy

Foto satéliteEn la nueva temporada de Cruce de Cables, el programa de RNE en el que colaboramos [domingos de 03:00 a 04:00am] hablamos esta semana de algo que nos afecta más de lo que parece: los satélites (o «microsatélites») españoles que están en órbita y que ayudan a vigilar el clima, detectar incendios o controlar el estado del mar y los campos.

El audio está aquí:

La mayoría de satélites meteorológicos clásicos están a 36.000 km de altura, en órbita geoestacionaria. Eso les permite observar siempre la misma zona, sin moverse de un lugar a otro, pero con baja resolución debido a la gran distancia.

Los nuevos satélites vuelan mucho más bajo, entre 500 y 700 km. A diferencia de los geoestacionarios, los españoles no son grandes monstruos de varias toneladas, sino microsatélites que pesan entre 100 y 300 kilos, pueden subirse a su órbita en lanzaderas compartidas y resultan mucho más baratos de fabricar y lanzar. También actualizan los datos que envían más a menudo.

¿Qué se puede hacer con este tipo de microsatélites de observación?

  • Incendios: permiten a los equipos de emergencia ver cómo avanza el fuego, incluso si hay nubes o humo, gracias al infrarrojo.
  • Agricultura: ayudan a medir sequías y estimar cosechas con semanas de antelación.
  • Costas y mares: vigilan vertidos, mareas negras o proliferación de algas nocivas.
  • Ciudades: sirven para estudiar el efecto isla de calor o la expansión urbana.

Hay varios satélites de este tipo, por ejemplo:

  • Deimos-1 (actualmente conocido como GEOSAT‑1). Es el primer satélite español privado de observación de la Tierra. Lanzado en 2009 orbita a unos 690 km y proporciona imágenes multiespectrales con resolución de 22m. De este modo sirve para labores de agricultura, vigilancia medioambiental, de los incendios y grandes lluvias y también para cartografía.
  • Deimos-2 (GEOSAT-2). Se lanzó en 2014. Está a unos 600 km y ofrece imágenes de alta resolución, de hasta 75 cm por píxel. Gracias a él se pueden seguir desde inundaciones hasta expansiones urbanísticas.
    Ambos son compatibles en parte con la red internacional Copernicus de la Unión Europea, que comparte datos y multiplica la cobertura del planeta. España se beneficia enormemente de los datos de esta constelación de satélites llamados Sentinel (radar y ópticos) que proporcionan datos abiertos y gratuitos y que también son utilizados por las autoridades españolas para las mismas aplicaciones.
  • La generación más reciente de satélites incluye el Garai A, lanzado en enero de 2025 por la empresa vasca Satlantis. Pesa 115 kg y lleva cámaras multiespectrales avanzadas, incluyendo infrarrojos. Esto significa que puede distinguir la temperatura de la superficie, la humedad de los suelos, detectar vertidos o seguir incendios forestales en tiempo casi real.

El Garai A forma parte de la futura Constelación Atlántica, un proyecto conjunto entre España y Portugal para tener varios satélites coordinados. La idea es que cada pocos minutos pase alguno por encima de la Península, para tener información continua y útil para emergencias. Este mes está previsto el lanzamiento del Garai B.

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