Por @Wicho

Esta mañana, con varios meses de retraso sobre las previsiones iniciales, despegaba la misión espacial privada Axiom Ax-4. A bordo van la astronauta estadounidense Peggy Whitson como comandante de la misión, los astronautas europeos Sławosz Uznański y Tibor Kapu y el astronauta indio Shubhanshu Shukla. Van rumbo a la Estación Espacial Internacional (EEI), a dónde está previsto que lleguen el mañana alrededor del mediodía.

Whitson vuela como empleada de Axiom Space, que es la empresa que ha vendido el servicio a las agencias espaciales participantes; Uznański lo hace como miembro del cuerpo de astronautas de reserva de la Agencia Espacial Europea (ESA); Kapu como miembro del programa HUNOR; y Shukla lo hace como miembro del cuerpo de astronautas de la ISRO, la agencia espacial India.

Es importante el matiz que distingue las misiones de Uznański y Kapu. El primero vuela como astronauta de proyecto de la ESA, que es una fórmula que ya se ha utilizado con anterioridad para la misión Muninn del astronauta sueco Marcus Wandt. Mediante ella un país miembro de la Agencia Espacial Europea que tiene a alguien en el cuerpo de astronautas de la agencia puede enviar a esa persona en una misión de corta duración a la EEI. Son misiones es que, aparte de tener que ser aprobadas por la ESA, tienen que ser financiadas aparte de la contribución del país en cuestión a la agencia. La misión, bautizada como Ignis, arrancará en el momento en el que traspase el umbral de la escotilla de la EEI.

El segundo vuela como la persona seleccionada por el programa HUNOR, Hungarian to Orbit, Húngaro en órbita. En este caso Hungría es miembro de la ESA, pero nadie del país está en el cuerpo de astronautas de la agencia. De hecho la Oficina Espacial Húngara, que es la que ha gestionado el programa HUNOR junto con Axiom Space, no tiene cuerpo de astronautas como tal. Así que aunque Hungría tiene que correr con los gastos y coordinar todo con la agencia europea, no vuela como astronauta de la ESA.

Foto de grupo de los cuatro con sus monos de vuelo
De izquierda a derecha: el piloto Shubhanshu Shukla, de la India, la comandante Peggy Whitson, de Estados Unidos, y los especialistas de misión Sławosz Uzanański-Wiśniewksi, de Polonia, y Tibor Kapu, de Hungría – Axiom Space

Shukla, por su parte, además de ser miembro del cuerpo de astronautas de la ISRO, es uno de los cuatro primeros astronautas seleccionados para volar en Gaganyaan, la nave espacial tripulada que está desarrollando la agencia india. Participar en esta misión le permite ir ganando experiencia, lo que sin duda le da más posibilidades de estar a bordo en la primera misión de esa nave.

Salvo en el caso de Peggy Whitson, pues desde el 2 de noviembre de 2020 ha habido siempre al menos una persona de nacionalidad estadounidense en el espacio, sus compañeros son las primeras personas de sus respectivos países que vuelan al espacio en más de cuarenta años. Aunque no las primeras en hacerlo, ya que Mirosław Hermaszewski fue el primer polaco en ir al espacio el 27 de junio de 1978 en la Soyuz 20; Bertalan Farkas el primer húngaro en hacer lo propio el 26 de mayo de 1980 en la Soyuz 36; y Rakesh Sharma el primer indio en compartir la gesta el 8 de febrero de 1984 a bordo de la Soyuz T-10.

Para Whitson, que ya antes del lanzamiento de hoy acumulaba un total de 675 días en el espacio, es ya su quinta misión. Para sus tres compañeros, sin embargo, es la primera.

Igual que lo es la de su cápsula, la Crew Dragon C213, que una vez en órbita en esta su misión inaugural Whitson reveló que ha sido bautizada como Grace. De hecho fue la tardanza en tener a Grace lista para el vuelo la causa principal del retraso del lanzamiento de la misión. Es la quinta Crew Dragon de SpaceX, que desde hoy se une a las Endeavour, Resilience, Endurance, y Freedom. Tuvo que ser construida ante la fuerte demanda que tienen estas cápsulas.

La primera etapa del Falcon 9 que la lanzó, la B1094, volaba en su segunda misión. Y una vez cumplido su cometido aterrizó sin problemas en la Zona de aterrizaje 1 de Cabo Cañaveral, con lo que podrá ser utilizada en más misiones.

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Por @Wicho

La descripción
La corona solar vista por el instrumento ASPIICS de la misión Proba-3 el pasado 25 de mayo – ESA/Proba-3/ASPIICS/WOW

¿Sabes cuando estiras un brazo para tapar el Sol con la mano y así intentar ver algo en el cielo que está cerca de él? Pues, salvando todas las distancias, es lo que acaban de hacer las naves de la misión Proba-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) para crear su primer eclipse solar artificial y así conseguir imágenes de la corona solar.

Lanzada el cinco de diciembre de 2025 por un PSLV-XL desde el Centro Espacial Satish Dhawan en Sriharikota, India, la misión está formada por dos naves que vuelan de forma independiente pero coordinada.

Son el Ocultador –tu mano– y el Coronógrafo –tus ojos–, que aunque fueron lanzados juntos pronto se separaron para que desde el control de la misión fueran viendo su capacidad de maniobra y de mantener una posición relativa con precisión.

De hecho para obtener la imagen de arriba el Ocultador se colocó a 150 metros de distancia del Coronógrafo y mantuvo su posición con una precisión de hasta un milímetro durante varias horas. Eso hizo que su disco de 1,4 metros de diámetro se proyectara como una sombra de ocho centímetros sobre la apertura de cinco centímetros del instrumento ASPIICS.

La descripción
Impresión artística de las dos naves de la misión en órbita alrededor de la Tierra y de la sombra que proyecta el Ocultador sobre el Coronógrafo – ESA

Lo que hacen las dos naves de la misión es lo que hacemos en la Tierra durante un eclipse total de Sol para obtener imágenes de la corona solar gracias a la Luna. Pero si bien los eclipses se dan, como mucho dos veces en un año, aunque lo más habitual es que sea uno al año, Proba-3 puede crearlos a voluntad.

Además, si un eclipse natural dura apenas unos minutos desde cada punto de observación, Proba-3 puede hacerlo durar hasta unas seis horas durante cada una de sus órbitas, que duran algo menos de 20 horas.

Esto es porque aprovecha la parte más alejada de la Tierra de su órbita altamente elíptica de 600×60.530 kilómetros para volar en formación, ya que la influencia de la gravedad de nuestro planeta es menor en esos momentos.

Por el contrario, cuando se van a acercando a la Tierra adoptan posiciones relativas que aseguran que las dos naves no vayan a chocar. Es también durante esa fase cuando vuelven a adquirir datos de los sistemas de posicionamiento para determinar sus posiciones de cara a la siguiente órbita.

Por ahora la misión aún está en la fase de puesta en marcha, así que desde el control de la misión observan atentamente el desarrollo de las maniobras por si hubiera que intervenir. Aunque la idea es que el el futuro la misión funcione de forma totalmente autónoma.

Al no estar metida dentro de la atmósfera la misión puede obtener unas imágenes de la corona del Sol bastante más precisas y detalladas que las que obtenemos desde tierra. La idea es que Proba-3 nos de nuevos datos que nos permitan entender mejor el origen de las eyecciones de masa coronal (CME), que pueden perjudicar el funcionamiento de los satélites y las redes eléctricas de la Tierra. La misión también medirá la irradiancia solar total, lo que permitirá seguir los cambios en la producción de energía del Sol que pueden influir en el clima de la Tierra.

Además, está sirviendo como plataforma de pruebas para los sistemas de navegación y posicionamiento que monta, que podrán ser incorporados en futuras misiones.

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Por @Wicho

La Starship 36, que es la que SpaceX iba a utilizar para el décimo vuelo de prueba (IFT-10) del Starship en combinación con el Booster 16, y que esperaba lanzar antes de que terminara el mes, ha explotado mientras se cargaban los propelentes para una prueba de encendido estático de sus motores. Aunque afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales.

Sí, es un lío que el cohete entero se llame igual que su primera etapa. En este caso lo que ha explotado es la segunda etapa Starship 36; lo que está a salvo es la primera etapa, el Booster 16. El Booster 16 y la Starship 36 juntos iban a ser lanzados en el IFT-10.

La descripción
La Starship S36 en el banco de pruebas antes de pasar a mejor vida – SpaceX

Esto, obviamente, causará un retraso en el lanzamiento del IFT-10, no tanto porque SpaceX no disponga de otras segundas etapas, que las tiene, sino porque habrá qué ver qué falló, aunque según la empresa el análisis inicial de los datos apunta a un fallo en un depósito de nitrógeno gaseoso situado en el cono frontal de la S36, y también habrá que ver los posibles daños que puede haber sufrido las instalaciones de Starbase.

Pero es además un nuevo revés en el programa de desarrollo del Starship (del programa entero), ya que se une a los fallos de los lanzamientos IFT-7, 8 y 9.

Mucho tienen que cambiar las cosas para que SpaceX consiga lanzar 25 Starship este año tal y como adelantaba Kathy Lueders a finales de 2024. Y ya no digamos para que se cumplan las descabelladas previsiones de Elon Musk de lanzar cinco Starship a Marte en 2026.

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Por @Wicho

Lanzada el 10 de febrero de 2020, la sonda Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha hecho ya varios sobrevuelos de Venus con el objetivo de ir dejando el plano de la eclíptica –aquel en el que están los planetas– y ponerse en una órbita inclinada. Eso le ha permitido obtener las primeras imágenes del polo sur del Sol que hayamos visto jamás.

En el vídeo de arriba se puede comparar la vista de Sol que tenemos nosotros, en gris, con la que tiene ahora la Solar Orbiter, en amarillo, desde su órbita inclinada 17 grados respecto a la eclíptica. La sonda alcanzó esa inclinación el pasado mes de febrero, y la ESA espera que para octubre tengamos las correspondientes primeras imágenes del polo norte de nuestra estrella.

La descripción
Estas imágenes muestran la vista del polo sur del Sol captada por los distintos instrumentos de la Solar Orbiter durante los días 16 y 17 de marzo de 2025, desde un ángulo de visión de unos 15° por debajo del ecuador solar, aún camino de conseguir los 17° – ESA & NASA/Solar Orbiter/PHI, EUI and SPICE Teams

El objetivo de la misión es estudiar cómo el Sol genera y «controla» la heliosfera, esa enorme burbuja de partículas que flotan alrededor de él y que el viento solar lanza hacia el sistema solar y que tanto influye en el tiempo espacial.

Para ello lleva a bordo diez instrumentos diseñados para observar la superficie del Sol y estudiar los cambios que se producen en el viento solar. Ocho de los instrumentos son de la ESA; los otros dos los proporcionó la NASA en mejores tiempos para la ciencia en los Estados Unidos.

La descripción
Ubicación de los instrumentos de la Solar Orbiter – ESA

La misión tiene cuatro áreas principales de investigación:

  • Viento solar: ¿Qué impulsa el viento solar y la aceleración de las partículas del viento solar?
  • Regiones polares: ¿Qué ocurre en las regiones polares cuando el campo magnético solar invierte su polaridad?
  • El campo magnético: ¿Cómo se genera el campo magnético dentro del Sol y cómo se propaga a través de la atmósfera del Sol y hacia el espacio?
  • El clima espacial: ¿Cómo impactan en el Sistema Solar eventos repentinos como llamaradas y eyecciones de masa coronal? ¿Cómo producen las erupciones solares las partículas energéticas que llevan a un clima espacial extremo en la Tierra?

Y el poder ver los dos polos del Sol ayudará sin duda a entender nuestro astro como nunca antes.

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