Por @Alvy — 17 de Mayo de 2024

Andromeda Invaders recrea el más clásico de los videojuegos y entretiene (y vicia) un rato

Andromeda Invaders es un medio homenaje, medio recreación, medio experimento de programación que recrea el más clásico de los clásicos de los juegos de marcianitos: Space Invaders (1978). Eso sí, lo hace con algunas variantes como una mayor simplicidad y un incremento de dificultad que hacen que sea un poco más viciosillo si cabe que el original.

En esta versión moderna el láser no para de disparar, es decir, que no hay botón de disparo como tal. Y los ovnis no sólo atacan al jugador sino que además tienen cierta «resistencia» y hay que acertarlos tres veces para destruirlos. Esta especie de «vida» la indica el color de las naves invasoras, al igual que la del láser, que no desparecen si lo alcanzan sino que cambia de color también tres veces antes de ser destruido (se consiguen vidas extra cada 100 puntos).

La dificultad del juego aumenta con más ovnis invasores y más velocidad tras completar cada nivel. Según las instrucciones, disponibles junto con el código fuente de Andromeda Invaders hay unos 20 niveles hasta llegar a la velocidad máxima de los ovnis y de los láseres que disparan. De ahí al nivel 1.000 (que debe ser el último) no hay variación.

¡Suerte y al lío!

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Por @Alvy — 16 de Mayo de 2024

Hidden Mirrors: un juego de simetrías, lógica y paciencia

Hidden Mirrors es un sencillo juego de lógica que consiste en utilizar algunas operaciones geométricas, como la simetría, para colorear los bloques. La curva de aprendizaje es extremadamente suave, un poco exasperante a veces, se diría, pero en cualquier caso relaja la mente, que es de lo que se trata.

Las simetrías se pueden hacer en cualquiera de las direcciones, también en diagonal (basta arrastrar el ratón). Hay otras operaciones como el Tap, que permite colorear casillas sueltas, y el Tap y arrastrar; probablemente hay más a medida que subes de nivel.

De cada operación (simetrías, taps, etcétera) hay un número limitado, de modo que si te pierdes tienes que hacer un Reset para volver a empezar el nivel. Las primeras figuras de bloques son trivialmente obvias, pero pasado cierto punto ya hay que pensarse la cosa. ¡A relajarse y disfrutar!

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Por @Alvy — 13 de Mayo de 2024

Clústeres: un micromundo de entidades ambiguas

Inspirado por el trabajo de la bióloga Lynn Margulis, Jeffrey Ventrella ha creado este curioso y gozoso algoritmo visual llamado Clústeres. Es básicamente un micromundo de partículas, entidades ambiguas que pueden comportarse de una u otra manera según los parámetros preprogramados.

En la parte derecha de la pantalla aparecen algunos ejemplos de comportamiento: gemas, mitosis, acróbatas, planetas… Los propios nombres son bastante clarificadores, aunque hay que verlos en acción para entender cómo cada partícula de color tiene sus propias reglas: se acercan y agrupan, o se rechazan y colisionan, huyendo a veces. Por desgracia no hay acceso al código, aunque se puede juguetear un poco con el ratón para perturbar las partículas y ver qué hacen.

Entre mis favoritas están las alianzas y las naves, resultan curiosas y divertidas de ver. Ventrella tiene muchos más trabajos sobre vida artificial, matemáticas y temas relacionados, además de un vídeo demostrativo de Clústeres, con música de fondo.

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Por @Wicho — 10 de Mayo de 2024

Ya vuelven a las andadas las malas gentes de Lego. En este caso con un conjunto un conjunto de 1.913 piezas que permite construir el rover lunar del programa Apolo. En concreto el de la misión Apolo 17. Aunque antes de que se cargaran el guardabarros trasero derecho y tuvieran que improvisar uno con cinta americana –cómo no– y unos mapas.

Foto del rover del Apolo 17 con el guardabarros improvisado en primer plano
El guardabarros improvisado. Los mapas se pueden ver en el Museo Nacional del Aire y el Espacio en Washington. El resto del rover sigue en la Luna – NASA

Este Lego permite montar el rover en su configuración para recorrer la superficie de la Luna o en los cuatro conjuntos que había que ensamblar para prepararlo para ello. Cada uno viene con una placa que explica lo que es. Y se puede ver perfectamente el panel del ingenioso sistema de navegación que utilizaban. Una vez montado y encajados todos los subconjuntos sale un cacharro de 14 cm de altura, 38 cm de longitud y 25 cm de anchura.

Los cuatro subconjuntos mostrados por separado, cada uno con su respectiva placa
Los distintos subconjuntos que forman el rover entero – Lego

Incluye también la Muestra Lunar 61016, más conocida como «Big Muley», que es la más grande traída a la Tierra. Aunque es un anacronismo porque en realidad fue recogida durante la misión Apolo 16.

Los Lunar Roving Vehicle (LRV), que era el nombre oficial de estos vehículos, fueron utilizados en las tres últimas misiones del programa Apolo. Diseñados para moverse a un poco menos de 10 kilómetros por hora –aunque el del Apolo 17 llegó a ir a 18– permitieron a los astronautas recorrer distancias que jamás habrían podido recorrer a pie. Cada uno de ellos fue usado en tres paseos espaciales en su respectiva misión. Llegaron a recorrer un total de 27,76, 26,55 y 35,89 kilómetros respectivamente.

Este rover es el complemento perfecto del Saturno V, ya descatalogado, aunque aún es fácil de encontrar, y el módulo lunar Águila del Apolo 11.

Eso sí, serán otros 220 euros. A partir del 1 de agosto.

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