Por @Wicho

Se me había pasado el anuncio, que es como de hace un año y medio, pero como estas semanas se ha vuelto a hablar, y mucho, de medios aéreos de extinción de incendios forestales, he dado con la noticia de que España va a ampliar y modernizar su flota de este tipo de aeronaves.

En concreto va a comprar siete De Havilland DHC-515, que son la versión moderna de los populares Canadair CL-215T y CL-415T, popularmente conocidos como «botijos» o por el indicativo Foca que utilizan durante sus misiones. Dos de ellos serán pagados por la Unión Europea. La nota de prensa del ministerio también habla de modernizar los 14 aviones de modelos anteriores que opera el 43 Grupo de Fuerzas Aéreas en la actualidad.

El De Havilland DHC-515 es la evolución de los modelos anteriores. La principal diferencia es una cabina de mandos «de cristal» en la que se utilizan pantallas multifunción en lugar de los tradicionales instrumentos analógicos; un HUD (de head-up display), una pantalla transparente que muestra los parámetros de vuelo y que los pilotos pueden tener siempre delante sin necesidad de tener que mirar hacia el interior, lo que ayuda a mantener su concentración en el terreno sobre el que están volando; y un mapa 3D.

La descripción

Otra mejora está en la capacidad de los depósitos de agua y retardante, que pasan a poder llevar 7.000 litros frente a los algo más de 6.000 del 415T.

El fuselaje también lleva nuevos materiales y tratamientos anticorrosión que reducirán el coste de mantenimiento del avión.

En cuanto a la modernización de los cuatro CL-215T y 10 CL-415T, la nota de prensa no da detalles al respecto, pero entiendo que se tratará del kit EAF, de Enhanced Aerial Firefighter, Avión Contraincendios Mejorado, que permite ponerlos al nivel del 515 en cuanto a aviónica. El kit también puede incluir la motorización del 515, pero en el caso de los 215T y 415T españoles ya montan el turbohélice Pratt & Whitney Canada PW123A, así que esta parte no es necesaria.

La inversión total es de 375 millones de euros. Los nuevos aviones deberían empezar a llegar en 2026 y serán también operados por el 43 Grupo junto con los ya existentes.

Croacia, Francia, Gracia, Italia y Portugal también se han apuntado y han encargado varios ejemplares del 515 cada uno, lo que ha permitido a De Havilland arrancar su producción.

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Por @Wicho

La semana pasada el tercer Ariane 6 despegaba del Espaciopuerto de Kourou, en la Guayana Francesa, para poner el órbita el primer satélite MetOp-SG, MetOp Segunda Generación, y el instrumento Sentinel-5A del Programa Copérnico. Están en una órbita sincrónica al Sol retrógrada con una altitud de unos 830 km y una inclinación de 99°. Una vez comprobado que todo está bien a bordo Eumetsat, que es quien los opera, ya está al control de la misión.

Los satélites de la serie MetOp-SG vienen a dar continuidad a los satélites MetOP A, B y C, lanzados en octubre de 2006, septiembre de 2012 y noviembre de 2018 respectivamente. De ellos el B y el C aún están en servicio; el A terminó su misión en noviembre de 2021.

La constelación MetOp-SG estará formada por tres pares de satélites. Cada par a su vez está formado por un satélite de tipo A y otro de tipo B que llevan un conjunto diferente, pero complementario, de instrumentos para captar datos que serán utilizados para la predicción meteorológica y el análisis climático a escala mundial.

Así el MetOp-SG A1, que es el que acaba de ser lanzado, lleva a bordo cinco instrumentos «propios» y uno «de prestado».

Los propios son:

  • El medidor infrarrojo IASI-NG que obtendrá la temperatura de la atmósfera, su humedad, y niveles de ozono, monóxido de carbono, metano, óxido nitroso y otros gases menores, así como la temperatura y emisión del mar, el hielo y la superficie terrestre;
  • El 3MI que medirá aerosoles, el índice de calidad del aire, el albedo de la superficie y obtendrá información sobre las nubes;
  • La cámara multiespectral METimage, que obtendrá imágenes para poner en contexto los datos obtenidos por los otros instrumentos;
  • El MWS, para obtener temperatura y humedad de la atmósfera con microondas;
  • El RO, que hará lo mismo utilizando la atenuación de las señales de radio de los sistemas de navegación según atraviesan la atmósfera;

Mientras que el de prestado es el espectrómetro Copernicus Sentinel-5 A, que medirá la composición atmosférica y la calidad del aire. Da continuidad a la misión Sentinel 5P, lanzada en 2017.

Los satélites de tipo B, de los que el primero debería ser lanzado el año que viene, por su parte llevarán cámaras que trabajan en microondas y radares, además de montar también el instrumento RO.

Está previsto que entre los seis la misión dure al menos veinte años.

Este ha sido el segundo lanzamiento de un Ariane 6 en 2025 y también su segundo lanzamiento comercial. En teoría le quedan otros tres lanzamientos este año si Arianespace quiere cumplir su objetivo de cinco lanzamientos en este año.

Ha sido también un reencuentro de Eumetsat con Arianespace tras haber pasado los lanzamientos de los Meteosat-SG al Falcon 9 a pesar de que estaban programados en el Ariane 6.

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Por @Wicho

Hace apenas un par de horas un cohete GSLV-F16 despegaba del Centro Espacial Satish Dhawan en la India para poner el órbita el satélite de observación terrestre NISAR, un proyecto conjunto de los Estados Unidos a través de la NASA y de la India a través de la Agencia India de Investigación Espacial (ISRO).

NISAR, de NASA-ISRO Synthetic Aperture Radar, Radar de Apertura Sintética NASA-ISRO, lleva a bordo dos radares de apertura sintética, uno de banda L y otro de banda S. Los dos operan a través de nubes, humo, o lo que les eches, y permiten medir con precisión de milímetros la distancia entre el terreno que sobrevuela y el satélite. Da igual que sea sobre tierra, mar, o hielo.

Desde su órbita sincrónica al Sol de 747 kilómetros NISAR revisita cada metro cuadrado de nuestro planeta cada doce días. Comparando las mediciones obtenidas entre sucesivos sobrevuelos mediante una técnica conocida como interferometría se pueden medir los desplazamientos y cambios que se vayan produciendo.

Esto incluye movimientos causados por terremotos como por ejemplo el de esta pasada madrugada en Kamchatka, uno de los de mayor magnitud desde que tenemos datos, o aquellos causados por la actividad humana como puede ser el del terreno alrededor de una presa y los desplazamientos que sufre por. la presión del agua. Así que la idea es que sirva tanto para ayudar en la respuesta frente a fenómenos naturales como en la planificación y prevención en cuanto a usos del terreno.

Es una misión muy similar a la de los satélites Sentinel 1 del programa Copérnico de la Agencia Espacial Europea (ESA), que también portan un radar de apertura sintética, aunque en este caso de banda C. Ahora mismo está en funcionamiento el Sentinel-1A; el 1C está ya en órbita pero aún en fase de puesta en marcha; y está previsto el lanzamiento del 1D este mismo año. El 1B falló en diciembre de 2021.

NISAR también es capaz de medir la humedad del suelo, lo que será de ayuda con la gestión del agua en agricultura, la prevención de incendios forestales, y la vigilancia de enfermedades transmitidas por vectores como mosquitos o la prevención de desastres naturales que tienen relación directa con el nivel de humedad de suelo.

El satélite está ahora mismo ya en comunicación con el control de la misión. Pero vienen unos días de mucha actividad que, con suerte, terminarán con el despliegue de su antena de doce metros en el día dieciocho después del lanzamiento. Es la que se encarga de transmitir y recibir de vuelta las señales de los radares:

La descripción
Fase inicial de la misión – ISRO

A partir de ahí vendrá la fase de calibración y puesta en marcha para una misión que tiene una duración prevista de tres años. Una vez en producción, lo que se espera que ocurra 90 días después del lanzamiento, NISAR generará uno 80 terabytes de productos de datos por día, que serán de libre acceso.

Con un coste de 1.500 millones de dólares es el satélite de observación terrestre más caro jamás lanzado, algo que se aparta mucho de la frugalidad de la India con los lanzamientos espaciales, que ha sido capaz, por ejemplo de enviar una misión a Marte por 73 millones de dólares.

Se ve que todo se pega.

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Por @Wicho

Exposición de larga duración del lanzamiento en la que se ve el trazo del cohete al fondo y personas viéndolo en primer plano
Lanzamiento de la misión – ESA

Este pasado fin de semana un cohete Vega-C ponía en órbita el satélite MicroCarb del CNES, el Centro Nacional de Estudios Espaciales francés, cuya misión es monitorizar fuentes y sumideros de dióxido de carbono, CO2, el más importante de los gases de efecto invernadero. Fue el quinto lanzamiento de esta variante del Vega.

Lo hará desde una órbita sincrónica al Sol de 650 km de altitud con una precisión de una parte por millón en la columna de aire que esté midiendo en cada momento, que alcanza un máximo de 2×2 kilómetros. El tiempo de revisita es de 25 días. La duración prevista de la misión es de cinco años.

El satélite en el espacio con la Tierra en segundo plano por debajo de él
Impresión artística de MicroCarb en el espacio – CNES/ill./SATTLER Oliver, 2021

De la web del proyecto:

¿Cuáles son los principales sumideros de carbono de nuestro planeta: las selvas tropicales o los océanos? ¿Cuántas toneladas de CO2 liberan las ciudades, la vegetación y los océanos del mundo? Por sorprendente que pueda parecer, no sabemos cuánto CO2 se absorbe y se libera en determinadas partes del mundo, debido a la escasez de estaciones de medición terrestres. Tampoco sabemos cómo varían estas cantidades con las estaciones. Sin embargo, este tipo de información es crucial para comprender las causas y consecuencias del calentamiento climático, ya que el CO2 es el principal gas de efecto invernadero inducido por el hombre.

Para ello utiliza un espectrómetro de infrarrojos que analiza la cantidad de CO2 presente en la atmósfera analizando la luz solar reflejada por la superficie de la Tierra y los océanos.

MicroCarb viene a dar continuidad a los datos obtenidos por el satélite OCO-2 de la NASA, lanzado en julio de 2014 para una misión nominal de dos años. Aún sigue en funcionamiento once años después, y todo indica que aún tiene cuerda para rato. Pero siempre es mejor tener otro satélite en órbita antes de que deje de funcionar.

Los datos de ambos se podrán combinar, además, con los que en breve empezará a recoger BioMass, una misión de la Agencia Espacial Europea que estudia el papel de los bosques en el ciclo del carbono.

Junto a MicroCarb también fueron lanzados los cuatro satélites de la misión CO3D de Airbus, que generará mapas 3D de la Tierra con una resolución de 50 cm en una misión de 6 años.

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