Por @Wicho

Foto de producto del PC con el frontal y la parte trasera a la vista
Que no sea por falta de puertos – Geekom

He estado poniendo a prueba un mini PC Geekom IT12 Edición 2025. Es un cacharro que, como su categoría sugiere, tiene un tamaño realmente reducido, aunque lleva la fuente de alimentación aparte. Pero aún así viene muy bien de conectividad y nada mal de cara a ampliar el almacenamiento. Aunque a pesar del nombre monta un procesador de principios de 2022 y una tarjeta gráfica de finales de 2020. Lo que no tiene por qué ser un problema, pero es lo que es.

Lo primero, es realmente pequeño: mide 11,7×11m2×4,56 centímetros y pesa 652 gramos. Aunque a eso hay que añadirle los 10×6,5×2,5 centímetros y unos pocos gramos de la fuente de alimentación, que como acabo de decir va aparte, como si se tratara de un portátil.

El acabado exterior es en un plástico azul grisáceo –o gris verdoso, que con esto de los colores nunca se sabe– ligeramente metalizado, aunque la estructura interna es metálica. Ese tamaño lo hace compatible con una placa de montaje VESA 100, que viene incluida en la caja, lo que a su vez permite montarlo en la parte posterior de un monitor.

El PC en la palma de mi mano
Esto es lo poco que ocupa este PC – Wicho/Microsiervos

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Por @Alvy

Del Apple Lisa a LisaGUI en el navegador

El Apple Lisa (1983–1985) fue el primer ordenador de Apple con GUI. Yo nunca tuve la oportunidad de juguetear con él, pero con ListaGUI ahora se puede, aunque sea de aquella manera.

Puesta a la venta por 10.000 dólares y renombrado luego a «Macintosh XL» antes de su retirada en 1985, llevaba un 68000 de Motorola a 5 MHz, hasta 2 MB de RAM y disco duro ProFile de 5 MB. Un elemento histórico para la informática de oficina y, en cierto modo, personal.

Con todo ese dinero se obtenía una pantalla monocroma de 1 bit a 720 × 364 píxeles, dos discos flexibles Twiggy 5,25" (Lisa 1) o de 3,5" o bien una unidad con disco interno Widget de 10 MB (Lisa 2). El Sistema Operativo del Lisa era de 32 bits, con multitarea apropiativa, todo un avance para aquella época.

LisaGUI emula esta experiencia en JavaScript puro, filtrando controlando cada región de la pantalla para optimizar el rendimiento. Usa IndexedDB en el navegador como sistema de archivos virtual (discos y discos RAM) y ofrece 10 paletas de color, que pueden ir rotando. Tan solo se necesita por tanto un navegador moderno con JavaScript, una pantalla de más de 1440 × 1092 px para verlo todo con nitidez, ratón y teclado. ¡Regreso al pasado!

Visualmente utiliza diversos tipos de letra, negrita, cursiva, contorno y sombra. Ajusta la alineación y el espaciado, y acepta escribir izquierda-derecha o derecha-izquierda. Aunque el Lisa original no incorporaba esto, LisaGUI puede emplear etiquetas personalizadas sobre los iconos para localizar rápidamente los documentos importantes.

Actualmente está en versión alfa, por lo que aún puede haber bugs y sobre todo le faltan aplicaciones. Pero al menos se puede tener la experiencia de manejar un sistema operativo con un entorno gráfico de más de 40 años de historia directamente desde el navegador.

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Por @Wicho

La descripción
El Asus Zenbook A14 en color Gris Islandia – Asus

He estado poniendo a prueba un Asus Zenbook A14 estas últimas semanas. Y he de decir que me ha sorprendido muy positivamente, en especial en lo que se refiere a la duración de la batería y a su peso. O más bien a su falta de peso.

El Zenbook A14 en la configuración que utilicé yo monta un procesador Snapdragon® X X1-26-100 Oryon con caché de 30 MB, hasta 2,97 GHz, 8 núcleos, y 8 subprocesos); una NPU –acelerador de IA– Qualcomm® Hexagon™ hasta 45 TOPS; y una tarjeta gráfica Qualcomm® Adreno™.

Tal y como me lo enviaron venía con 32 GB de RAM LPDDR5X y un SSD M.2 NVMe™ PCIe® 4.0 de un TB, aunque la configuración mínima son 16 GB de RAM y un SSD de 512.

Todo esto montado en un chasis que mide 31,07×21,39 centímetros de ancho y de fondo y 1,59 centímetros en su parte más gruesa –dónde está la bisagra– que bajan hasta los 1,59 en su parte frontal.

En el lateral derecho hay un puerto USB A 3.2 de 2.ª generación; en el izquierdo hay un conector HDMI 2.1 TMDS, dos puertos USB C 4.0 con soporte para pantalla y entrega de energía con una velocidad de datos de hasta 40 Gbps; y un jack de audio de 3,5 mm. Wi-Fi 6E (802.11ax) y Bluetooth® 5.3 completan las opciones de conectividad del A14.

Abierto muestra una pantalla OLED de 14 pulgadas con resolución WUXGA (1.920×1.200) en formato 16:10 con retroiluminación LED y 60Hz tasa de refresco y tiempo de respuesta de 0,2 milisegundos. En la parte superior central va una cámara HD con función IR compatible con Windows Hello, lo que quiere decir que puede utilizar tu cara para desbloquear el ordenador. La pantalla se puede abrir con un dedo, algo a mi modo de ver siempre de agradecer en un portátil.

El teclado, retroiluminado en blanco, es de tipo chicle, con un recorrido de tecla de 1,3 mm. El trackpad, de precisión, según Asus, mide mide 127×78 mm. Se trata de un touchpad de vidrio, suave al tacto, con botones integrados y soporte para gestos multitáctiles avanzados, como ajuste de volumen y brillo mediante deslizamientos en los bordes.

Andan también por ahí tres micrófonos y unos altavoces.

Y he dejado el peso para el final porque como decía arriba, me ha parecido una de las características más sorprendentes de este portátil. Son sólo 985 gramos. Eso lo hace tan ligero que el día que lo saqué de la caja creí que me habían enviado un modelo de exposición vacío. Pero no, venía completito con todas sus cosas.

Me sorprendió el día en que lo saqué de la caja y me seguía sorprendiendo el día en que lo empaqueté para enviarlo de vuelta. Y ahora mi ordenador habitual, un MacBook Air M2, con su 1,24 kg de peso, casi me parece pesado.

Eso es en gran medida gracias al material del que está construido, que aunque a primera vista pueda parecer plástico en realidad es de un material que Asus ha bautizado como Ceraluminio y que es una aleación de magnesio y aluminio. Dicen que es anti desgaste, anti arañazos y que no se mancha. Las dos primeras cosas me las puedo creer; lo de las manchas pues bueno, puedo dejarlo en que quizás se manche menos que otros materiales. Pero mancharse se mancha, aunque es fácil de limpiar.

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Por @Wicho

Portada del libro con fotos de las seis programadoras originales del ENIAC, el título, el subtítulo, el nombre de la autora y un fragmento de una de las hojas en las que escribían los programas antes de implementarlos en el ordenadorProving Ground: The Untold Story of the Six Women Who Programmed the World’s First Modern Computer. Por Kathy Kleiman. Grand Central Publishing (22 de julio de 2022). 274 páginas.

En el verano de 1942 el Ejército de los Estados Unidos aceptó la propuesta de John Mauchly y J. Presper Eckert para diseñar y construir un ordenador que fuera capaz de calcular las tablas de tiro de artillería. La idea era no sólo acelerar el proceso, que llevado a cabo por calculadoras humanas tardaba semanas en estar listo, sino de paso eliminar los errores que cada paso dado por una persona podía introducir.

El ordenador sería conocido como ENIAC, de Electronic Numerical Integrator And Computer, Computador e Integrador Numérico Electrónico. Y, según cómo lo mires, se puede argumentar que fue el primer ordenador de la historia. O al menos el primer ordenador moderno.

Pero como hoy sabemos, diseñar y construir el ordenador, algo en absoluto trivial, y mucho menos en aquella época en la que tan siquiera estaba claro que el concepto pudiera funcionar, es sólo la mitad del problema. Y es que sin el programa que le permitiera calcular las tablas en cuestión el ENIAC no iba a servir para eso. Ni para nada.

Esa tarea recayó en Betty Holberton, Kay McNulty, Marlyn Wescoff, Ruth Lichterman, Betty Jean Jennings, y Fran Bilas, seis licenciadas en matemáticas que formaban parte de los cientos de calculadoras que elaboraban las tablas en cuestión. Aunque no lo tuvieron nada fácil porque, por una parte, al principio no tenían acceso físico al ordenador. Y, por otra, porque cuando les encomendaron la tarea aún no existía ningún tipo de manual de programación para el ENIAC.

Así que armadas con los esquemas de cada una de las unidades que formaban el ordenador y la información de cómo se podían conectar entre ellas se pusieron a ello. Y no sólo consiguieron entender cómo funcionaba todo aquello sino que para el 14 de febrero tenían listo el programa de cálculo de tablas de tiro que en unos veinte segundos completaba el trabajo que antes llevaba semanas y cuyo funcionamiento fue demostrado en una presentación pública. Lo que las convierte en las primeras programadoras de la historia, con el permiso de Ada Lovelace. Aunque a diferencia de ella, las seis del ENIAC sí dispusieron de un ordenador en el que ver en acción su trabajo.

Sólo que el mérito del programa fue atribuido a Herman H. Goldstine, responsable del ENIAC por parte del Ejército de los Estados Unidos, y a su mujer Adele, que estaba escribiendo un manual de programación para el ordenador. Y aunque las seis programadoras reales aparecían en unas cuantas fotos publicadas en la prensa, sus nombres nunca aparecieron publicados. Al fin y al cabo en aquella época aún no se le daba la importancia que tiene al software, con lo que mucho menos a quienes se habían encargado de crearlo.

Y de hecho con el tiempo se fue olvidando el papel fundamental de estas seis mujeres en la historia del ENIAC en particular y de la informática en general. Hasta el punto de cuando la autora se presentó en el despacho de la Dra. Gwen Bell, en aquel momento directora del Museo de Ordenadores de Boston, para intentar averiguar quienes eran le contestó que simplemente se trataba de unas modelos.

Afortunadamente esa respuesta no la convenció y siguió indagando hasta sacar a la luz su verdadero y muy relevante papel. Este libro es el resultado de su empeño. No es una biografía al uso de cada una de ellas, aunque sí incluye una breve biografía de todas hasta que las reclutaron para programar el ENIAC y de lo que hicieron después. Pero también cuenta cómo, armadas sólo con sus intelectos –brillantes– y unas enormes ganas de saber, las seis consiguieron no sólo que el ENIAC calculara aquellas tablas sino que, durante años, sirviera para resolver numerosos programas.

Un más que muy recomendable libro. La única pena es que, hasta dónde sé, no está disponible en español.

Además de la autora de este libro Kathy Kleiman es también la fundadora de The ENIAC Programmers Project y co directora de la serie documental Great Unsung Women of Computing.

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