Por @Wicho — 18 de Marzo de 2024

Consola portátil  para videojuegos ASUS ROG Ally

He estado probando una consola portátil para videojuegos ASUS ROG Ally. Y aunque no soy muy jugón –o aunque la vida no me da para serlo– resulta que ahora no me importaría nada tener una.

La ROG (Republic Of Gamers) Ally bebe de toda la experiencia de ASUS en la fabricación de portátiles pensados para los juegos y en este caso nos encontramos con un PC «consolizado». Si quieres pensarlo así es como una Switch pero con las tripas de un PC.

La Ally viene en dos versiones, una con un procesador AMD Ryzen™ Z1 de 6 núcleos y 12 hilos con 22MB de caché total, hasta 4.90 GHz y tarjeta gráfica AMD Radeon™ Graphics (AMD RDNA™ 3, 4 CUs, hasta 2,5 GHz); y otra con procesador AMD Ryzen™ Z1 Extreme de 8 núcleos y 16 hilos con 24 MB de caché hasta 5.10 GHz y tarjeta gráfica AMD Radeon™ Graphics (AMD RDNA™ 3, 12 CUs, hasta 2,7 GHz).

Las dos versiones vienen con 16GB LPDDR5 de RAM y un SSD de 500 GB. La RAM no se puede tocar, pero el SSD es extremadamente sencillo de cambiar. Aunque es algo que, si no te consideras suficientemente manitas, en algunos canales de distribución ofrecen como opción.

Esto va en un paquete acabado en blanco mate que mide 28 × 11,1 × 2,12 centímetros (3,24 cm en la parte mas gruesa) y 608 gramos de peso que incorpora una pantalla táctil de hasta 10 puntos de 7 pulgadas con resolución FHD (1.920 × 1.080) y formato 16:9 protegida por un cristal Gorilla® Glass DXC.

Con ese tamaño es apreciablemente más grande que una Switch, por ejemplo. Pero es cómoda en las manos, aunque también es cierto que tengo las manos grandes. Y no se hace pesada, aunque de nuevo también es verdad que a menudo la utilicé con los antebrazos apoyados en las manos.

Incorpora también un puerto USB-C, un conector de audio de 3,5 mm, un lector de tarjetas UHS-II microSD, y un puerto dedicado ROG XG Mobile Interface que sirve para conectar una tarjeta gráfica externa a la consola a expensas, claro está de la movilidad. En el apartado de conectividad también cuenta con Wi-Fi 6E y Bluetooth® 5.2.

Y, siendo una consola para videojuegos, tiene toda la botonería que cabría esperar para jugar a gusto:

  • Botones ABXY
  • D-pad, AKA cruceta
  • Gatillos y bumpers analógicos L y R
  • Dos joysticks analógicos
  • Dos botones traseros personalizables

Además incorpora unos botones específicos de la consola para abrir el Centro de comando, otro para Armoury Crate y un botón de menú que son los más próximos a la pantalla a la izquierda y a la derecha de esta que son específicos de la consola. También tiene uno en la parte superior con lector de huella digital que sirve para encender y poner en pausa la consola.

También tiene un sensor de inclinación al que los juegos podrían en un momento dado sacar partido, aunque creo que por ahora ninguno lo hace.

Cuestión de software

Todo esto corre sobre Windows 11 Home, lo que es tanto una ventaja como, quizás un inconveniente. Es una ventaja porque puedes instalar la enorme mayoría de los juegos que hay en el mercado, ya sea los que van por su cuenta, como los que están en las plataformas más populares como por ejemplo Steam o Xbox Game Pass, por citar un par de ellas. De hecho la Ally incluye tres meses de acceso a Xbox Game Pass Ultimate.

Es una ventaja también porque puedes usar la ROG Ally como un PC de toda la vida con las aplicaciones de productividad de toda la vida, lo cual quizás suena un poco chusco en una consola. Pero si aprovechas el puerto USB-C para conectarla a un monitor y a un teclado y un ratón –o si conectas estos últimos vía Bluetooth– te encuentras con un PC la mar de competente para mover, por supuesto, un navegador web, las aplicaciones de Office, Photoshop, etc.

El inconveniente, quizás, es que Windows 11 no está tan tuneado de cara a jugar como por ejemplo el SteamOS de la Steam Deck, por lo que la duración de la batería, poco más de una hora en el modo de rendimiento máximo, y la velocidad de ejecución de los juegos igual no son tan buenas. Tampoco los juegos están tuneados para correr en un dispositivo como la Ally. Y eso además puede llevar a que aparezcan bugs que no aparecen en otro hardware.

Pero en el tiempo que pasé con ella he de decir que no eché de falta en ningún momento velocidad ni al usarla para jugar ni al usarla como PC. Aunque mis juegos son del tipo The Invincible, The Outer Wilds, o The Stanley Parable Deluxe, que quizás no sean los más exigentes. Aunque por lo que he podido ver por ahí la Ally se desempeña perfectamente con los juegos más exigentes.

Eso dependerá también del modo de funcionamiento que estés utilizando, algo altamente configurable desde el Centro de comando al que se accede mediante el botón dedicado antes mencionado. Ese Centro de comando permite también escoger el modo de funcionamiento del interfaz entre modo escritorio, en el que manejas la consola con la pantalla táctil y el joystick derecho

Consola portátil  para videojuegos ASUS ROG Ally
El Centro de comando que a veces no comanda del todo – ASUS

El Centro de comando y Windows y algunos juegos a veces no se llevan del todo bien; y el que cambies la velocidad de cuadros por segundo de la pantalla no quiere decir que estés cambiando la del juego que pueda estar ejecutando en ese momento. Así que hay que acostumbrarse a las peculiaridades de funcionamiento de la Ally en este sentido. Que tampoco es que haya sido nada especialmente molesto.

Otra pieza de software que facilita la vida de la Ally como consola de videojuegos –aunque está también incluida en los portátiles– es Armoury Crate, que permite acceder desde un solo lugar a todos los juegos que hayas instalado con independencia de la plataforma bajo la que corran, y a ajustes específicos de ellos.

En definitiva, la ROG Ally me sorprendió muy gratamente, en especial al darme cuenta de que puede desempeñar perfectamente una doble función como consola de videojuegos y como PC al uso.

Su precio es de algo menos de 700 euros en la versión con el Ryzen Z1 Extreme, que es más o menos lo que puedes gastarte en un PC tradicional de características similares. Así que yo le daría una oportunidad si buscas un dispositivo para jugar y para usar como PC. O al revés.

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Por @Wicho — 13 de Marzo de 2024

Foto de producto del R7 con vistas tres cuartos del frontal y de la parte trasera

Las ya no sé si tan buenas gentes de Zococity me han dejado un amplificador/DAC y streamer de escritorio FiiO R7 para probar y me han creado una necesidad que no sabía que tenía.

Para entendernos, es un dispositivo que hace las funciones que cumplía tradicionalmente el amplificador en las torres de música de toda la vida: tiene varias entradas a las que puedes conectar diversas fuentes, procesa lo que recibe de ellas, y lo saca por unos altavoces o auriculares. Pero en el mundo digital. El R7 es la primera incursión de la marca en este segmento de mercado.

Físicamente el R7 es un paralelepípedo de 110×134×160 milímetros y casi 1,3 kilos de peso con una carcasa construida en aluminio acabado en negro o blanco. En la caja viene un soporte en forma de cuña que permite levantar la parte frontal. Pero para su uso en el escritorio, cerca de quien lo está usando, me parece que la inclinación es un tanto escasa. Aunque nada que no se pueda apañar con un soporte más empinado que alguien te imprima en 3D… o con algún objeto que sirva para inclinarlo algo más.

En el frontal están la pantalla táctil de 4,97 pulgadas con 720×1280 píxeles de resolución; una perilla para controlar el volumen y escoger el modo de funcionamiento; otra para escoger el modo de salida; y, bajo una tapa, los conectores para auriculares, que son una salida balanceada XLR, otra de 4,4 mm, y una salida no balanceada con conector de 6,35 de toda la vida. El fabricante recomienda auriculares de 16 a 300 Ω para las salidas balanceadas y de entre 16 y 150 Ω para la no balanceada.

La parte trasera del R7En la parte trasera hay todo tipo de entradas y salidas y algunos conectores más. Son dos salidas de línea con conector RCA; una salida balanceada con conector XLR; una salida y entrada óptica con conector TOSLINK; y una salida y entrada con conector coaxial.

En cuanto a conectores, hay una toma ethernet por si quieres usar una red cableada, aunque por supuesto el R7 soporta WiFi en las bandas de 2,4 y 5 GHz y Bluetooth 5.0, que como fuente permite utilizar los códecs AAC, SBC, aptX, aptX HD, LDAC, y LHDC mientras que como receptor soporta AAC, SBC y LDAC; un conector USB-C 3.0 y otro USB A 2.0 que te permiten conectar teclados, ratones, almacenamiento externo, e incluso un monitor; y una ranura para tarjetas SD de hasta 2 GB.

Están ahí también el conector para el cable de corriente; un conector por si quieres utilizar un alimentador de DC aparte del conversor interno del R7, para lo que tendrás que cambiar de posición el conmutador correspondiente; y el interruptor de encendido.

Con esto no hay mucho más que le puedas pedir al R7 para que se convierta en el centro de un sistema de entretenimiento en la era de Internet y del contenido digital. Aunque personalmente, y ya sé que quizás no tiene mucho sentido, me hubiera gustado que tuviera una entrada analógica RCA para poder conectar, por ejemplo, un tocadiscos.

Seguir leyendo: «Ponemos a prueba el amplificador/DAC FiiO R7»

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Por @Wicho — 12 de Marzo de 2024


Una de las «aeronaves» durante los preparativos para su lanzamiento – Samgung

Hace unos días Samsung envió varios Galaxy S24 Ultra a hacer fotos de la Tierra desde la estratosfera. La iniciativa era parte de una promoción dedicada al mercado estadounidense en la que si marcabas un tuit determinado como favorito te contestaban con una de esas fotos. Pero a nosotros nos ha parecido una frikada la mar de microsierva, así que hemos hablado con Samsung para enterarnos un poco más de cómo lo habían hecho.

Aparte de conseguir todos los permisos oportunos diseñaron una estructura fabricada en fibra de carbono –por aquello de aligerar peso– en la que se podía montar el ordenador de vuelo y varios S24 Ultra colocados en distintos ángulos y orientaciones. Los teléfonos iban sujetos en soportes impresos en 3D hechos a medida.

El ordenador de a bordo, por su parte, les iba enviando órdenes para ir tomando fotos cada cierto y tiempo y para cambiar de cámara y objetivos entre la principal, la ultra gran angular, y el zoom óptico 5x.

Samsung fabricó cuatro «aeronaves» que lanzó entre el 25 y el 31 de enero desde Los Ángeles, Las Vegas, Sierra Nevada y el Gran Cañón. Alcanzaron una altitud máxima de unos 36,5 kilómetros. Eso es bastante más que la de los aviones comerciales y ya en la estratosfera, pero no en el espacio, diga lo que diga Samsung. Cuando el ordenador detectó las condiciones programadas soltó el hidrógeno de los globos y desplegó los paracaídas.

Como resultado hay algo más de 150 espectaculares fotos como estas:


Los Ángeles desde 33 km de altitud – Samsung


El Gran Cañón a vista de gran angular desde 36 km de altitud – Samsung

Lo peor es que al paso que va la cosa cualquier día me veo haciendo planespotting con uno de estos teléfonos. Aunque sólo sea para ver qué pasa.

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Por @Wicho — 22 de Febrero de 2024

Los auriculares y su estucheHe estado probando los auriculares Creative Aurvana Ace, los primeros de la marca junto con los Ace 2 –y unos de los primeros del mercado– con transductores MEMS. Y suenan muy bien. De hecho diría que son los auriculares que mejor suenan de los que he probado desde hace mucho tiempo; por encima, sin duda, de la categoría que les corresponde por su precio.

A diferencia de los transductores (los altavoces que van dentro de los auriculares) tradicionales, que usan un diafragma que mueven una bobina de hilo y un imán para producir sonido, los transductores MEMS usan cristales piezoeléctricos, que cambian de forma cuando se les aplica una corriente eléctrica, para producir el movimiento que se transmite a la membrana. Simplificando un poco las cosas, y si se me permite el símil, los MEMS son a los transductores tradicionales lo que los discos SSD a los discos duros de toda la vida.

Los Ace, en concreto, usan un transductor xMEMS combinado con un transductor tradicional de 10 mm en cada auricular. Los xMEMS son una variante de los MEMS que usan cristales que vibran en la frecuencia de los ultrasonidos, que no podemos oír, pero combinados con unas aberturas que se mueven en combinación con esos ultrasonidos para dejar salir aire del transductor pero ya convertido en sonidos que podemos oír.


Los dos transductores de los Aurvana Ace – Creative

El resultado, que es lo que nos importa, es brillante en los Aurvana Ace, al menos para mis oídos: los bajos suenan fuertes y limpios; los tonos medios son correctísimos; y los agudos son brillantes pero no estridentes. El escenario sonoro es amplio para este tipo de auriculares, con ubicaciones muy definidas para los distintos instrumentos.

Aunque esto, claro, depende mucho de que la grabación que estás escuchando sea buena. Como ya he comentado en muchas ocasiones unos auriculares medianamente buenos –no hace falta que sean de gama alta ni mucho menos– te permitirán descubrir que mucha de la música que está disponible por ahí no está en muy buena calidad.

Por si te interesa el dato, la respuesta de frecuencia va de los 5 a los 40.000 Hz, lo que cubre de sobras nuestro rango normal de audición, que va aproximadamente de los 20 a los 20.000 Hz.

En cualquier caso, con la app de Creative, disponible tanto para Android como para iOS, puedes ajustar el sonido más a tu gusto, si así lo estimas necesario, gracias a un ecualizador de diez bandas. Lo que no ofrece es la posibilidad de hacer unas fotos a tus orejas o a un sonograma para personalizar más el sonido, algo que sí he visto con auriculares de otras marcas. La app sirve también para actualizar el firmware de los Ace.

En el oído y con los dedos

No lo he dicho antes, aunque por la foto ya lo habrás visto: los Ace son auriculares intraaurales, así que van metidos en el canal auditivo. Por eso es importante usar las almohadillas adecuadas para que sellen bien pero que al tiempo no sean molestos. En mi caso necesité utilizar las más pequeñas; de hecho con las medianas, que son las que vienen colocadas de fábrica, me hacen daño. Cada uno de ellos pesa 4,7 gramos. Tienen certificación IPX5, con lo que no deberías tener problemas con que se mojen un poco con la lluvia o con el sudor.

Se encienden y apagan y la reproducción y el volumen, así como la cancelación de sonido, se controlan tocando la parte superior de las «patillas» de cada uno de los auriculares mediante distintas combinaciones que vienen en el manual. Aunque la app permite reasignar los controles a tu gusto. Sin embargo otra cosa que he echado en falta, además de lo de las fotos de las orejas y lo de los sonogramas, es que no tienen un sensor que pare la música automáticamente cuando te los quitas de los oídos.

Se conectan mediante Bluetooth 5.3 LE, así que son compatibles con prácticamente cualquier dispositivo del mercado. De hecho soportan Bluetooth multipunto, con lo que podrás emparejarlos con el móvil y el ordenador, por ejemplo, y cambiar de uno a otro rápidamente. Lo que no tienen es la opción de conectarlos mediante cable.

Soportan multitud de CODECS, así que no deberías tampoco tener problemas en ese sentido. Aunque no soportan aptX Lossless; eso sólo lo hacen los Ace 2. Que también son un poco más caros, además de tener un acabado en color cobre.

La cancelación de sonido, que he mencionado por ahí arriba, es una cancelación activa de ruido híbrida (ANC), según el fabricante. Para ello los Ace utilizan tres micrófonos en cada auricular que captan los sonidos que te rodean y los minimizan. Creative dice que cancelan hasta el 96 % del ruido. No sabría medirlo con esa precisión, pero diría que funciona razonablemente bien sin afectar la calidad del sonido. Por el otro extremo tienes el modo ambiente, que te permite escuchar con más fuerza lo que te rodea pero sin parar la reproducción de lo que sea que estás escuchando.

Los Ace funcionan también como manos libres, por supuesto, ya sea con el móvil o con el ordenador. Nunca van a sonar tan bien como tener el teléfono al lado de la boca o unos auriculares con micro «tipo Madonna». Pero no tengo mucha queja. Aunque también es cierto que tampoco hablo mucho por teléfono, la verdad sea dicha. Eso es como del milenio pasado.

La carga de la batería, con la cancelación de ruido desactivada, dura oficialmente algo más de seis horas. Aunque como el estuche almacena tres cargas más, dispones de unas 24 horas de autonomía entre carga y carga. Diez minutos de carga en el estuche dan una hora de escucha. El estuche se puede cargar vía USB-C o de forma inalámbrica con cualquier cargador compatible con el estándar Qi. El peso total de auriculares y estuche es de 46,6 gramos. Es un estuche redondeado que mide 64,7×49,1×26,9 mm, por lo que cabe en cualquier sitio.

Que si quiere bolsa, señora, AKA que si me los compro

Pues si estás buscando unos auriculares intraaurales inalámbricos, creo que como poco deberías plantearte probar los Aurvana Ace. O los Ace 2 si para ti es importante el soporte del CODEC aptX Lossless. Los Ace salen por 150 euros en Amazon; los Ace 2 están en 180 euros.

Y como decía más arriba, creo que suenan tan bien o mejor que otros auriculares del doble de precio.

Eso sí, mi consejo en estos casos es comprarlos siempre en algún sitio en el que puedas devolverlos si no te satisface el resultado.

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