Por @Wicho

Un cyborg o similar en posición de reflexionarMe he estrenado en la nueva temporada de Cruce de Cables de RNE con un tema que es recurrente, el uso –o no– en las aulas de dispositivos digitales y la cada vez más extendida manía de prohibirlos. El programa se emite los domingos de 03:00 a 04:00.

El audio está aquí. Yo intervengo a partir del minuto 20:20:

El detonante para retomar este tema fue el anuncio de la Xunta de Galicia de que a partir del curso 2026-2027 quedarán prohibidos en las aulas hasta cuarto de primaria, aunque a partir de quinto ya se supone que a esa edad los menores pueden discernir con más claridad el uso que hacen de esos aparatos.

La prohibición, de todos modos, no es absoluta, sino que la Lei de Educaxión Dixital dice que se podrán usar de forma colectiva bajo supervisión del profesorado y de forma iniciática. Sea eso lo que sea. Aunque claro, aquí nos topamos con el problema de siempre: la formación del profesorado en estas lides.

Y tampoco hay que olvidar la importante labor que se debe hacer desde casa a la hora de acompañar a los supuestos nativos digitales, que no existen, en este aprendizaje. A pesar de la oposición frontal de muchas familias, que buscan que no se les deje usar ningún tipo de dispositivo hasta los 16 años, quizás influídas por esa falsa idea de que afectan a nuestra capacidad de concentración.

Y en este sentido la cuestión es, ¿les dejamos campo libre de un día para otro cuando alcancen esa mágica edad? No parece la mejor idea.

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Por @Wicho

Foto de producto del cacharro en cuestiónCon motivo de un reciente viaje necesité comprar un AirTag para una pieza extra de equipaje que íbamos a facturar. Pero en lugar de comprar un AirTag propiamente dicho me decidí por el FineTrack Slim de Ugreen, que viene a ser un AirTag con forma y tamaño de tarjeta de crédito. Y funciona perfectamente.

Lo cierto es que no tiene mucho que explicar: es como una tarjeta de crédito cualquiera, aunque un milímetro más grueso para un total de 1,76 mm, y pesa 15 gramos frente a los cinco gramos o así de una tarjeta. Pero por lo demás funciona y se comporta como un AirTag.

Aunque en su exterior se termina el parecido con una tarjeta, ya que por dentro incluye la electrónica necesaria para funcionar con la red Buscar de Apple, un altavocillo para emitir una señal de alarma de 80 db, y una batería recargable pero no reemplazable de 155mAh que según el fabricante le permite funcionar durante hasta un año con una sola carga y que dice que tiene una duración de diez años.

De hecho es tan como un AirTag que lo asocias a tu iPhone utilizando la aplicación Buscar de Apple y lo puedes compartir con cualquier otra persona que quieras siempre que su teléfono tenga iOS 17.4 o posterior.

A partir de ahí, podrás seguir sus andanzas por el mundo adelante y tener controlada su ubicación. Pero, a diferencia de los AirTags, no soporta la tecnología ultra-wideband (UWB), con lo que no ofrece localización de precisión, eso de que cuando estás muy cerca de él el iPhone, suponiendo que sea un modelo con soporte UWB, te indica su posición relativa. También te avisará si te lo dejas en un lugar no habitual, igual, de nuevo, que un AirTag.

Por fuera, aparte de la marca, hay un led que indica su estado, un pulsador para encenderlo y apagarlo, un conector magnético específico para el FineTrack Slim, y un agujero para pasar una correa, incluida en la caja, con la que sujetarlo a otro objeto.

La caja incluye un cable USB-A a ese conector que tendrás que guardar con especial cuidado para cuando toque recargarlo. A cambio, eso le proporciona una certificación IP68 que no tendría con un conector USB normal, con lo que puede estar sumergido en agua un tiempo indefinido sin que afecte a su funcionamiento. Por otro lado cualquier tipo de conector USB haría que tuviera que ser más grueso.

A la vuelta del citado viaje, que incluía una escala en Madrid, la información proporcionada por el FineTrack Slim nos permitió ver que la maleta en la que iba metido se había quedado allí mientras que nosotros estábamos ya en A Coruña. Y es una tranquilidad poder ir al mostrador de atención y decirle a la persona que te atiende que sabes dónde está la maleta.

Lo que todavía no está en funcionamiento, o al menos la persona que me atendió no sabía de ello, es la opción de compartir la ubicación del ítem con la aerolínea, algo que Apple anunció hace unos meses.

En definitiva, estoy encantado con el FineTrack Slim. No sólo porque funciona perfectamente, sino también, y diría que en especial, por su forma ya que mi idea es utilizarlo en el futuro con la bolsa en la que llevo mi cámara de fotos y es mucho más fácil disimular su presencia que en el caso de un AirTag. Creo que las ventajas compensan con creces el hecho de que la batería no sea reemplazable o que no soporte UWB.

El precio también ayuda: me costó 17 euros en Amazon frente a los 39 por los que sale un AirTag. Aunque ahora está en 23. Debo haberlo pillado de oferta.

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El enlace a Amazon lleva nuestro código de asociado, así que si compras el FineTrack Slim o alguna cosa más tras seguirlo es posible que cobremos alguna comisión.

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Por @Wicho

El teclado visto dewde arriba a la izquierda y ligeramente de lado para que se vea el botón del lateralHe estado probando un teclado mecánico Asus ROG Azoth. Me gustan mucho su tacto y su sonido, así como la impresión de solidez que da. Sólo echo de menos el teclado numérico. Bueno, y que las teclas de cursor a la izquierda y a la derecha funcionen con macOS cuando está conectado por Bluetooth.

Ojo, sé que la queja por lo del teclado numérico en realidad es injusta, ya que estamos hablando de un teclado con un factor de forma del 75 %, así que simplemente no caben. Sólo es que prefiero que los teclados lo tengan.

De todas formas, aún a pesar de su tamaño sí tiene teclas de función y teclas de insertar, borrar, página arriba y página abajo que en combinación con la tecla Fn hacen más cosas. La tecla Fn, junto con otras teclas, activa algunas funciones más.

En la parte superior derecha hay una pantalla multifunción OLED de dos pulgadas a cuya derecha, pero ya en el lateral del teclado, hay un pulsador de cambio de función que permite activar distintos modos que van rotando al pulsarlo. Esos son ajuste de volumen, control multimedia, ajuste del brillo del teclado, ajuste del brillo de la pantalla OLED, y efecto de iluminación.

Dentro de cada uno de ellos el mando de control, un anillo con muelle que siempre vuelve a su posición central, permite controlar las distintas opciones; aunque también se puede hacer clic pulsando la palanquita del mando.

Con el software Armoury Crate bajo Windows se pueden activar dos modos más para la pantalla: uno que muestra un visualización del sonido que está reproduciendo el ordenador y otro en el que puedes ver cosas como la frecuencia a la que está funcionando el procesador o la memoria que queda libre. Si activas alguno de los dos será la info que muestre por defecto la pantalla mientras no toques el pulsador de cambio de función o el mando de control. Bajo macOS se puede activar un modo personalizado pero que está bastante limitado en lo que puede hacer y que apenas pasa de emular la pulsación de algunas teclas, escribir un texto predeterminado, o lanzar una web.

La esquina izquierda de la pantalla muestra siempre su estado, incluidos el estado de la tecla de fijar mayúsculas, el modo de conexión y si está en modo PC o Mac.

Dicho todo esto, el teclado mide 326×136× mm, lo que lo hace ligeramente más grande que el de mi MacBook Air M2, que mide unos 270×110 milímetros, así que tampoco es que sea pequeño. Tiene unas patas en la parte inferior trasera con tres posiciones de ajuste, lo que permite cambiar el ángulo del teclado con la mesa para escoger el que te sea más cómodo. Puede estar prácticamente plano, con la parte trasera a 26 mm de la mesa, en una posición intermedia a 33 mm, o totalmente levantado a 40 mm.

Pero lo más sorprendente es su peso, de 1.180 gramos. Sí, no se me han ido los dedos, pesa casi un kilo doscientos gramos. Esto es porque, entre otras cosas, su estructura es de aluminio y está fabricado con materiales duraderos para aguantar la tralla que le puede dar alguien que se dedique a jugar. Pero eso también lo hace tremendamente estable, algo que me ha gustado mucho.

Seguir leyendo: «Ponemos a prueba el teclado gaming ROG Azoth de Asus»

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Por @Wicho

El ratón visto dewsde arriba a la izquierda y ligeramente desde atrás para que se vean también los botones del lateralComo muchas otras personas del ramo del aerotrastorno hace mucho tiempo que llevo un registro de mis vuelos. Desde el verano pasado lo vengo haciendo con Flighty. Y aunque tuve que cambiarme obligado la verdad es que estoy muy satisfecho con cómo funciona. A pesar de que creo que tiene una carencia muy importante al no permitir agrupar los vuelos en viajes.

El objetivo de Flighty es doble: por un lado te permite estar al tanto de toda la información necesaria acerca de tus vuelos futuros y por otro te permite mantener un registro de vuelos pasados con un montón de información acerca de ellos.

Por ahora está disponible para iOS, macOS y watchOS con distintas funciones activas según si te quedas con la versión gratuita o con la de pago. La puedes instalar en tantos dispositivos como quieras y, mientras estén asociados a la misma cuenta de iCloud, Flighty sincronizará los datos entre todos ellos. Sin embargo, no descartan sacar una versión para Android si hay suficiente interés.

Curiosamente, aunque uno de los desarrolladores vive en Barcelona, sólo está disponible en inglés.

Seguir leyendo: «Ponemos a prueba Flighty, una app para gestionar con gran comodidad tus vuelos futuros y mantener un archivo lleno de datos de los pasados»

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