Por @Alvy

Are We Trek Yet?

Star Trek no solo ha inspirado a generaciones de soñadores, sino también a científicos, ingenieros y geeks que han intentado hacer realidad muchos de sus gadgets futuristas. Un repaso a las distintas áreas tecnológicas muestra que, aunque algunos inventos aún están lejos de materializarse, muchos otros ya existen o están en desarrollo avanzado.

Esto es lo que ha hecho la gente de Bingeclock en Are We Trek Yet? (¿Cuándo llegamos a Star Trek? o ¿Somos Star Trek ya?). Tiene forma de página interactiva con la interfaz de los dispositivos de Star Trek: la nueva generación, agrupando los inventos por temas (energía, medicina, defensa, computación…) y explicando luego en qué punto de la saga están y en qué serie de la saga pueden verse.

¿El resultado? De los 29 analizados, 17 pueden considerarse aciertos frente a 12 que son claros fracasos. Nada mal para una serie nacida a finales de los años 60. Estos son algunos de ellos:

Aciertos

  • Comunicador: teléfono inteligente
  • PADD (Personal Access Display Device): Tableta
  • Interfaz de voz: Siri / Alexa / ChatGPT
  • Tricorder médico: Ecógrafos portátiles
  • Replicador: Impresora 3D

Fallos

  • Transportador: No existe
  • Cerebro positrónico: IA consciente (no existe)
  • Fáseres / Torpedos fotónicos: Armas láser (limitadas)
  • Holosección: Realidad virtual (sin interacción física real)
  • Terraformación: Teórica (sin aplicaciones reales)

En el campo de la informática, por ejemplo, muchos de los gadgets de Star Trek ya son parte del día a día: los móviles pueden considerarse comunicadores, los PADDs obviamente son tabletas y los asistentes de voz tipo Siri o ChatGPT nos acercan a la computadora de la nave Enterprise. También estamos a puntos de ver la traducción universal en tiempo real.

Parece que Gene Roddenberry y su Star Trek tienen menos de fantasía que de visión de futuro. Cierto, no estamos aún en la Flota Estelar, pero muchos de esos inventos están surgiendo de los laboratorios, a medio camino entre la ciencia y nuestros sueños.

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* Un juego de palabras con Are we there yet? (¿Cuándo llegamos?) que es la típica frase de los niños cuando llevan entre 0,5 y 5 hora de viaje en coche y están ya cansados y aburridos. (There y Trek pueden sonar parecidos.)

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Por @Alvy

Me ha llamado la atención esta minipieza llamada Seven y cómo te engañan los escaneados de 35mm, que hace referencia a los largometrajes en película química y sus subsiguientes copias, remasterizados y restauraciones. Es un delicado trabajo de Watching the Aerial, que tiene otros similares sobre Matrix, Oblivion o Hitchcock, entre otros. Purismo cinéfilo extremo.

Las 12 versiones de Seven / Watching the Aerial

Lo que más me llamó la atención fue sin duda esta imagen donde se habla de que existen al menos 12 copias diferentes de Seven, la película de David Fincher (Se7en para los puristas). Todos tienen un origen común: la película química original rodada en Super Negativo de 35 mm, que a diferencia de otros 35 mm permitía usar lentes esféricas y aprovechar más superficie de emulsión del carrete, obteniendo aparentemente una mayor resolución y más flexibilidad en el encuadre. Y es que, en cualquier caso, 12 son muchas versiones:
  • La versión original en Super Negativo 35 mm.
  • La versión con internegativo de donde salen las copias que se exhiben normalmente en cines.
  • La versión con interpositivo, internegativo y copias de mayor calidad (CCE), que luego se usaba para televisión (480i, VHS, Laserdisc).
  • La versión 1080i de 2000, de la que salieron la versión con color corregido, los DVD, la versión iTunes/Apple y la versión nuevamente con color corregido de 2010.

La cuestión es que ya no es que sea todo un lío elegir qué película ver, o distinguir entre las versiones «originales», «extendida» o «del director»… Sino también qué versión técnicamente elegir para tener una experiencia más cercana a la original: si algo como la de los cines donde se proyectó por primera vez, o algo más limpio y de calidad como el 4K, o con el color corregido para eliminar los defectos del paso del tiempo. Tan purista es este tema que muchos aficionados dedican su tiempo a recrear las «versiones originales» más allá de lo que existe comercialmente.

Esto no sólo le sucede a Seven; lo mismo es especialmente notable en muchas películas de los 70, 80 y 90 desde Matrix a Star Wars o Tiburón. En el vídeo se pueden ver muchos ejemplos.

Hoy en día se están escaneando a 8K muchas de esas películas químicas porque, por un lado, no se conservarán eternamente, pero desde luego no lo harán con la misma calidad y color que el día en que se filmaron o copiaron en másteres. Tal y como explican, a partir de los 6 años la degradación, incluso conservándolas al vacío en condiciones óptimas de humedad y temperatura, se nota. Así que imagina el estado de la película que ha estado metida en latas en sótanos de mala muerte todo este tiempo. Muchos directores ni siquiera aprueban ni reconocen como correctas sus propias películas pasado ese tiempo.

La memoria colectiva de una película no se escribe en fotogramas, sino en percepciones individuales.

Las versiones actuales a 4K en ocasiones están además «enriquecidas con IA», para afinar detalles y corregir imperfecciones, lo cual puede ser un desastre cuando está mal hecho. Y luego está el tema del color, porque los coloristas han de recrear el grado de subjetividad que le apetecía a los directores de fotografía, además de a los propios directores, lo cual puede estar en conflicto con lo que la gente recuerda de la primera vez que vio la película en salas. ¿No era Seven más oscura? ¿Matrix menos verde? ¿Por qué en las copias restauradas de Star Wars todo parecen decorados baratos?

Al final tenemos que tener en cuenta que tanto los remasterizados profesionales como los que hacen los aficionados, son simplemente versiones diferentes de la visión original del director. Son valiosos, y algunos hasta llevan el «sello del director» pero todos deben verse como «interpretaciones» históricas y estéticas según la tecnología disponible, no como una prueba definitiva de cómo se veía una película el día de su estreno.

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Por @Alvy

Fábricas chinas de coches que operan sin iluminación. Sencillamente, porque los robots no la necesitan.

Un coche eléctrico BYD U8 que lleva un dron DJI Mavic 3 Pro incorporado en el techo. Si estás en un atasco puedes hacerlo volar a ver qué narices pasa a tu alrededor.

Rusia fabricando drones kamikaze a mansalva. Modelo Geran-2 (Shahed-136 en el diseño iraní original) pintados de negro para operaciones nocturnas. (Muy propagandístico el montaje).

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Por @Wicho

Acabo de descubrir los bucles de inducción antisubmarinos, unos dispositivos que apenas con nada más que unos cables y un voltímetro eran capaces de detectar la presencia de submarinos sumergidos.

Fueron una invención del físico Alexander Crichton Mitchell, quien tuvo la idea de que, en virtud de la ley de inducción electromagnética de Faraday, que básicamente dice que si mueves un imán cerca de unos cables en estos se generará un voltaje, un submarino, con todo el metal que lleva, haría lo mismo al pasar cerca de unos cables tendidos sobre el fondo marino.

Unas pruebas levadas a cabo en agosto de 1915 en el fiordo de Forth demostraron que el paso de un submarino por un cable formaba un bucle de inducción que provocaba una tensión de aproximadamente un milivoltio, detectable por un galvanómetro lo suficientemente sensible.

Así que cuando el Almirantazgo cayó en la cuenta de lo que tenían entre manos fueron instalando varios de estos bucles en distintos lugares a partir de la primavera de 1918. La idea era proteger los accesos a puertos y bases navales con ellos. O colocarlos en sitios más o menos estrechos por los que se podía intentar colar un submarino.

Una instalación típica tenía un par de bucles de unos 180 metros de ancho y hasta unos 4.500 metros de longitud conocidos como el bucle externo y el bucle interno colocados lado a lado para dibujar –más o menos– la forma de un campo de fútbol. Aunque nada impedía instalar varios bucles para cubrir zonas más grandes de las que podía cubrir uno solo.

La descripción

Estaban conectados a una caseta en tierra en la que había una resistencia variable que permitía ajustar el voltaje generado en uno de los bucles para que fuera igual al del otro. Y pronto, además, por amplificadores de válvulas que permitían aumentar el escaso voltaje inducido para que fuera más fácil de detectar.

Los dos bucles permitían detectar la dirección de movimiento del submarino, ya que primero uno y luego otro generaban el voltaje inducido que marcaba el galvanómetro de cada uno. Además, cuando el submarino pasaba por el punto en el que los dos bucles estaban juntos el voltaje generado era el doble, ya que había el doble de cable excitado, así que era posible saber cuándo pasaba por ese punto.

Los cables eran en realidad muy similares a los cables de comunicaciones submarinos, con varias hebras de hilo de cobre en el centro cubiertas por varias capas de aislante y materiales de protección, de las que la más exterior solían ser hilos de hierro que rodeaban todo el conjunto.

Al producirse una detección, y una vez determinado que no se trataba de un submarino amigo –que, por otra parte, pasaría sin sumergirse, así que no solía haber muchas dudas– se podían enviar embarcaciones con cargas de profundidad para intentar cazarlo. O, en algunas instalaciones como la de la base de Scapa Flow, se podían activar minas de forma remota. De hecho el submarino alemán UB-116 resultó dañado por una de esas minas y luego hundido por cargas de profundidad tras ser detectado por un bucle de inducción. Fue el último submarino alemán hundido por los aliados antes de que se firmara el armisticio.

Los bucles se siguieron utilizando hasta algo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero hace mucho que han caído en desuso, sustituidos por detectores de anomalías magnéticas (MAD por sus siglas en inglés) montados en aviones o helicópteros. Estos dispositivos lo que hacen es, como su propio nombre indica, detectar las variaciones en el campo magnético de la Tierra que provocan los metales ferromagnéticos del submarino. Tienen la enorme ventaja de que te los puedes llevar a dónde crees que puede estar el submarino en lugar de tener que esperar a que el submarino pase por dónde tú crees que va a pasar.

Aunque su espíritu vive, por ejemplo, en los detectores de metales que se usan para detectar minas antipersonales enterradas u objetos perdidos en una playa; o en los arcos detectores de metales de los aeropuertos y similares.

Lo que se puede ver todavía son restos de muchas de estas instalaciones, ya sean las casetas de control o los cables propiamente dichos, que en muchas playas están perfectamente a la vista sobre la arena, como se puede ver en el vídeo de arriba.

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