Como cada año, llega la tradicional encuesta de la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), también conocida como Navegantes en la Red:
En la encuesta del año pasado se obtuvieron casi 15.000 respuestas para profundizar en el conocimiento de Internet en nuestro país. Estos resultados, así como los de ediciones anteriores, pueden consultarse en el sitio web de AIMC.
En la nueva encuesta de 2025 hay preguntas sobre temas adaptados a las inquietudes actuales: las inteligencias virtuales personalizadas, la posesión de documentos oficiales en el móvil o los ciberdelitos., entre otros.
Completar el cuestionario requiere entre 20 y 30 minutos. Para compensar un poco el esfuerzo por aportar al bien común todos esos los datos –siempre de forma anónima– si se facilita un teléfono de contacto al final de la encuesta se puede participar en un sorteo de varios regalos, entre ellos un iPhone 17, un Apple Watch Series 11, unos auriculares inalámbricos Google Pixel Buds A-Series y otros gadgets.
Nuestra colaboración en Cruce de cables este pasado fin de semana ha sido sobre Chat Control, un mecanismo que la Unión Europea quiere hacer obligatorio en las plataformas de comunicación electrónicas que serviría para analizar todo lo que enviamos por ellas.
De hecho iba a haber una votación mañana mismo pero se ha aplazado porque por ahora no parece que haya los suficientes votos como para poder aprobarla.
Pero de salir adelante todas las plataformas de mensajería que quieran funcionar en la UE tendrán que analizar lo que enviemos a través de ellas antes de cifrarlo y mandarlo a su destinatario o destinatarios. Así que dará igual que estas plataformas cifren su tráfico de extremo a extremo, siempre habrá un punto del sistema en el que se puedan interceptar esos contenidos.
Eso atenta contra nuestro derecho básico a la intimidad. Pero es que además nada garantiza que no haya falsos positivos. Y habría que ver cómo nos defendemos entonces, ya que todo esto funcionaría sin ningún tipo de intervención judicial.
Además, quienes quieran traficar con este tipo de contenidos encontrarán fácilmente la forma de saltarse este sistema, que es, una vez más, intentar ponerle puertas al campo en el mundo de Internet y la tecnología.
Y ojo, que no hay ninguna duda en absoluto de la necesidad de proteger a los menores. Pero no a costa de una solución tecnológica mal pensada que no hará tal cosa y en cambio sí perjudicará nuestro derecho a la intimidad.
A la hora de publicar esta anotación están a favor Bulgaria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Francia, Hungría, Irlanda, Lituania, Malta, Portugal, Rumanía y España. Sí, España; en contra están Alemania, Austria, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Luxemburgo, los Países Bajos, Polonia, y la República Checa.
Y son duda Bélgica, Eslovaquia, Grecia, Italia, Letonia, y Suecia. Que en caso de que se llegara a una votación y se abstuvieran contarían como noes.
Aunque lo que importa no es el número de países a favor, en contra, o indecisos: para adoptar la norma es necesarioun 65 % de votos a favor, pero no por número de países sino por el porcentaje de la población que representan esos votos. Como decía antes, por ahora no parece haber ese porcentaje de votos a favor.
Pero bastaría con que Alemania, por ejemplo, cambiara de bando para que Chat Control saliera adelante.
No sé si podremos hacer mucho, pero en Fight Chat Control hay más información acerca de todo eso, incluyendo listas de eurodiputados por país y sus detalles de contacto, así como textos ya preparados para que puedas enviarles para expresar tu opinión al respecto. También están en Bluesky.
Esta Biblioteca de Babel es una recreación digital de la visión de Jorge Luis Borges: una biblioteca total que contiene todos los libros posibles. Todo es cuestión de saber buscarlos.
Cada volumen está formado por 410 páginas con 40 líneas de 80 caracteres, lo que son unos 1.312.000 caracteres (algo más de 200.000 palabras de promedio) por libro. Combinando los 32 símbolos disponibles (las 26 letras, signos de puntuación y espacio) se generan 321.312.000 libros distintos, un número inconcebiblemente mayor que los 1080 átomos que se calcula que hay en el universo observable. No es una biblioteca infinita, pero casi.
El experimento, creado por Tom Snelling y muy parecido a la Biblioteca de Jonathan Basile, permite explorar esta vasta biblioteca, digna de El nombre de la Rosa,directamente desde el navegador. Se puede comenzar viendo la primera página del primer libro, saltar a una página aleatoria de algún volumen al azar o incluso buscar un texto concreto. Las búsquedas pueden hacerse para una palabra o número suelto, en un libro en blanco o dentro de texto aleatorio o palabras en inglés (esto último no sé cómo lo hace, la verdad).
Esto es porque al igual que todos los números están en los dígitos de pi*, cualquier frase, nombre o párrafo aparece en algún lugar de esta “totalidad perfecta”. Lo verdaderamente ingenioso y fascinante a la vez es que no hay servidores con millones de terabytes almacenados —un único libro ocuparía 1,31 MB y la colección entera superaría los ~104.677 TB– sino que cada volumen se genera matemáticamente en el momento a partir de un índice numérico, siempre idéntico y reproducible.
La página juega con la diferencia entre teoría y práctica. En teoría hay todos esos zillones de páginas distintas, pero el práctica no se han generado tantas, porque la gente solo ha visitado 91.748 salas de las ~104.677 posibles. La estructura sigue fielmente la descripción borgiana: salas hexagonales, cada una con cuatro paredes cubiertas de estanterías de cinco baldas, con 32 libros por balda: unos 640 libros por sala. La indexación numérica de cada libro permite navegar de forma precisa: basta con su identificador para recuperar el mismo contenido en cualquier momento. Mediante técnicas de hashing se consigue reducir las «referencias» de las páginas de los libros y salas, comenzando por la 1.1.1.1.1, a otras que son del estilo c0lis3mfg…{porrón-de-números-y-letras}…q2fjgc9dafs8.2.4.17.175.
Que se sepa esta es la única implementación que recrea la biblioteca completa con libros enteros, no solo páginas aisladas, lo que permite buscar y localizar textos de cualquier extensión. Se puede acceder a las explicaciones de cómo está hecha y al código fuente del proyecto.
Más allá de la curiosidad matemática, la Biblioteca de Babel plantea preguntas filosóficas y literarias. Contiene, en potencia, todos los textos escritos y también aquellos que están por escribir: desde grandes obras maestras hasta interminables volúmenes de símbolos sin sentido. Contiene este weblog por volúmenes y también versiones del blog en las que los artículos dicen todo lo contrario. Es un espejo de lo infinito, pero también una metáfora del ruido que rodea a cualquier búsqueda de conocimiento.
_____ * Siempre que pi sea normal y el número en cuestión sea finito.
La frase de los «500 canales…» no deja de ser un chascarrillo, porque ya no hay TV como la de antes, y no sé si TV Wall Live sirve de ejemplo de ello, pero al menos recoge cientos de emisiones de canales de TV en vivo en un solo pantallazo. Una imagen como la de los centros de control de las películas y series de televisión, vamos.
La aplicación tira de vídeos de YouTube, así que los canales disponibles son los que se emiten en la red social en abierto, que son unos cuantos pero no precisamente de la máxima calidad: televisiones locales, segundos y terceros canales de las Autonómicas, versiones internacionales y similares. Si alguno se atasca y se queda en negro se puede pulsar en la barra que cada «monitor» tiene arriba para elegir otro, o recargarlo con el icono de reciclaje. Allí también se puede activar el sonido o silenciar, o ver a pantalla completa.
El menú de la izquierda permite cambiar el estilo (Normal o Matrix), la disposición en filas y columnas, sin un límite aparente –hasta 8 por 8 parece funcionar perfecto– y filtrar por Países e Idiomas. También hay un modo para ir saltando aleatoriamente del audio de un canal a otro cada x segundos. Una pantalla curiosa para poner a modo de decoración o simplemente cotillear un poco qué pasa por el mundo.