El ala de un Airbus A220 en producción en las instalaciones de Spirit AeroSystems en Belfast – Spirit AeroSystems
Airbus ha alcanzado un acuerdo para hacerse con las partes de Spirit AeroSystems que le interesan y necesita, que ahora va a volver a ser parte de Boeing. Más que nada porque en ellas se producen componentes para sus aviones comerciales.
El acuerdo incluye
- Las instalaciones de Kinston, Carolina del Norte, EE.UU., en las que se producen secciones del fuselaje del A350
- Las instalaciones de St. Nazaire, Francia, donde también se producen secciones del fuselaje del A350
- Las instalaciones de Casablanca, Marruecos, que producen componentes del A321 y el A220
- La producción de pilones –las piezas que sujetan los motores al ala– del A220 en Wichita, Kansas, EE.UU.
- La producción de alas del A220 en Belfast, Irlanda del Norte y
- La producción de componentes de alas para el A320 y el A350 en Prestwick, Escocia.
El acuerdo también incluye la producción de la sección media del fuselaje del A220 en Belfast (Irlanda del Norte), a menos que Spirit AeroSystems encuentre un comprador adecuado para la parte de sus instalaciones allí en las se produce ese componente.
La operación está valorada en unos 378 millones de euros que recibirá Airbus. Aunque Airbus, por su parte, y como parte del acuerdo, hará un préstamo sin intereses de unos 172 millones de euros a Spirit AeroSystems que serán utilizados para ayudar a mantener en funcionamiento la producción de productos para Airbus mientras la adquisición se hace efectiva, lo que está previsto para el tercer trimestre de 2025
Sí, es muy raro eso de que Airbus vaya a cobrar por la operación. Pero es que Boeing se va a hacer con Spirit AeroSystems. Así que necesita hacer una desinversión en ella aunque sólo sea por aquello de disimular un poco en cuanto a la competencia.
Spirit AeroSystems nació en 2005 cuando la dirección de Boeing decidió que su prioridad máxima era maximizar los beneficios para los accionistas como fuera. Y parte de la estrategia utilizada para ello fue vender divisiones de la empresa. Eso incluyó la planta de Boeing en Wichita, que a los pocos meses tomó el nombre de Spirit AeroSystems y pasó a ser uno de los principales –si no el principal– proveedor de la empresa.
Aunque con el tiempo también pasó a ser un importante proveedor para Airbus. De hecho Boeing y Airbus suponen el 58 % y el 21 % de los ingresos de la empresa según datos fiscales de 2024.
Lo que pasa es que a Boeing la jugada no le salió precisamente bien ya que la venta de todas esas divisiones en realidad generó toda una serie de problemas de coordinación que hicieron que al final no ahorraran tanto como preveían. Así que empezaron a apretarles con el precio. Lo que, como es fácil de suponer, terminó por influir negativamente en la calidad de su trabajo.
Así que con el tiempo, y tras numerosos problemas de todo tipo con la producción de sus aviones, Boeing tomó la decisión de comprar Spirit AeroSystems para que volviera a ser parte de la empresa. Y de ahí la necesidad de Airbus –y de Boeing frente a las autoridades estadounidenses– de hacerse con las partes de la empresa que fabrican componentes para ella.
Como se suele decir, para este viaje no hacían falta alforjas. O, para variar, que Boeing ha hecho una vez más un pan con unas tortas.