En los archivos de los Imperial War Museums, un sitio altamente recomendable, en especial si vas físicamente a Londres, tienen este minidocumental sobre la Operación Able Archer («arquero habilidoso»). Fueron unas maniobras de la OTAN en 1983 en las que la Unión Soviética creyó que la Alianza Atlántica estaba realmente iniciando un ataque a gran escala… por lo que se preparó (y muy en serio) para desencadenar una guerra nuclear. ¡Pa habernos matao!
Este «susto» fue tanto o más importante que otras anécdotas similares como las de Vasili Arkhipov durante la Crisis de los misiles de Cuba, o la de Stanislav Petrov tras una detección de lanzamiento errónea, aunque es menos conocido. Teniendo en cuenta que parece que algunos están volviendo a las gilipolleces armamentísticas nucleares, no está mal recordar Able Archer.
Preludio de un (casi) desastre
El caso es que durante la Guerra Fría, que encaró a Estados Unidos y la OTAN frente a la Unión Soviética y el Pacto de Varsovia, los ánimos nucleares estaban muy candentes. Mucho tuvo que ver con la invasión soviética de Afganistán en 1979 y los movimientos de los americanos con su sistema Iniciativa de Defensa Estratégica (más conocida como «Star Wars»).
Ese mismo año, el derribo del Korean Air Lines 007 y una falsa alarma de ataque nuclear aumentaron la paranoia. Tampoco ayudó que en Alemania se instalaran misiles Pershing II con cabezas nucleares de 80 kilotones capaces de alcanzar Moscú en 10 minutos.
Unos juegos de guerra demasiado realistas
Con este panorama el 8 de noviembre arrancó la operación Able Archer 83, que para los aliados no era más que una simulación de guerra nuclear, unos «juegos de guerra» como los de todos los años (¿qué podría salir mal?*) Comenzaba con una invasión ficticia de los Soviéticos a Yugoslavia. Resultó tan creíble que los servicios de inteligencia soviéticos que andaban espiando por ahí creyeron que se trataba de un ataque real.
El peligro estuvo en que los soviéticos cargaron algunos bombarderos con armas nucleares reales, además de que los misiles fueron trasladados a sus posiciones de combate. Solo la decisión del general estadounidense Leonard Perroots, con unos cojones de amianto forrados de kevlar como los de Arkhipov en su día, hizo que no se respondiera realmente con un aumento del nivel alerta, evitando lo que podría haber sido una escalada fatal.
Tal y como cuenta el documental, en 1983 ya había unas 60.000 armas nucleares en todo el planeta, con un potencial destructivo como para arrasar varias veces el planeta, comenzando por las ciudades más relevantes y pobladas. El colapso de la civilización, al menos tal y como la conocíamos entonces en occidente.
¿Se aprendió algo? Pues sí: el episodio llevó a Reagan a replantearse la estrategia militar estadounidense. Al haberle visto los cuernos al toro y entendiendo que el miedo y la desconfianza podían llevar al mundo al desastre definitivo, impulsó los tratados de desarme que años después se firmarían entre ambas facciones, poniendo fin a la Guerra Fría. También se dice que la película Juegos de guerra tuvo una gran influencia. Cine de ficción convertido en inspiración para la vida real. Menos mal.
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* Able Archer 83 tuvo lugar en noviembre de 1983, pero Juegos de guerra se estrenó en junio de ese mismo año. Por tanto, la película fue anterior. Curiosamente, ambos reflejaban el mismo clima de paranoia nuclear y miedo a los errores tecnológicos y las malinterpretaciones durante la Guerra Fría.
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En la noche del próximo sábado 25 al domingo 26 de octubre hay que retrasar los relojes. A las 3:00 volverán a ser las 2:00. Un cambio en el que ganamos una hora para dormir pero perdemos la ilusión porque vuelven las tinieblas. Y es que en el llamado cambio al horario de invierno se hace de noche antes, y el anochecer, que estaba empezando a las 19:30 (según zonas), pasará a ser a las 18:30 (!) Para compensar un poco, también amanece antes.