Por @Alvy

Grabado de un telégrafo óptico de Chappe / «Les merveilles de la science», Louis Figuier, 1868

Tal y como hemos contado alguna vez por aquí, antes de la fibra óptica y los satélites existió una especie de «Internet» decimonónica hecha de palos y erigida sobre piedras: la red de telégrafos ópticos. El invento se atribuye a Claude Chappe, aunque como en toda novedad tecnológica la autoría es objeto de debate, con Robert Hooke y otras personas por ahí pululando.

Este ingenioso sistema de comunicación visual de la Francia post-revolucionaria permitía enviar mensajes a cientos de kilómetros en pocas horas, un récord absoluto comparado con el correo a caballo (eso sí, con importantes limitaciones que luego veremos). Por comparar, un mensaje podía recorrer en unos 30 minutos los 230 km de la línea original (París–Lille). Era como un WhatsApp perezoso, pero con más gente transportando los mensajes y sin emojis.

Un invento revolucionario

Un telégrafo óptico restaurado en Marly-le-Roi, FranciaChappe primero experimentó con sistemas de señales sonoras y paneles en blanco y negro, pero en 1793 logró que el gobierno financiara la construcción de torres con un mástil y dos brazos articulados cuyos ángulos codificaban letras. Pero era lento: si piensas que tu wifi va como una tortuga, prueba a mandar un mensaje con dos palos desde el tejado.

Técnicamente, los dos brazos podían estar en 7 posiciones y codificar junto con otras 2 posiciones del brazo horizontal un total 98 combinaciones (7 × 7 × 2), con 6 de control y 92 que eran letras, números, signos y palabras en código abreviadas. Un diccionario de códigos permitía enviar 8.464 abreviaturas, palabras o frases predefinidas. Usando telescopios, los operadores podían ver las señales de una torre en la lejanía para a continuación retransmitirlas a la siguiente, formando una cadena de repetidores humanos.

En 1794 se inauguró con éxito la primera línea entre París y Lille, permitiendo al gobierno transmitir noticias casi en tiempo real. Solían ser mensajes del ejército, como suele pasar con este tipo de inventos (no es el caso de internet, pese a las leyendas urbanas al respecto).

El sistema se expandió rápidamente: durante las guerras napoleónicas se tendieron líneas de semáforos hacia las fronteras de Francia. Napoleón estaba encantado y encargó que la red siguiera desplegándose; incluso hubo un proyecto un poco descerebrado para que cruzara el Canal de la Mancha. Para comienzos del siglo XIX cientos de estas torres estaban operativas por todo el país, coordinadas desde París. Chappe en persona no llegó a dirigir la red mucho tiempo (falleció en 1805), pero sus hermanos la continuaron operando hasta entrados los años 1830.

Las limitaciones y el primer «hackeo»

Como era de esperarse, aquella primitiva red de telecomunicaciones tenía algunas limitaciones importantes:

  • Sólo funcionaba con buen tiempo: de noche o con niebla el sistema era básicamente inútil.
  • Su alcance era limitado: las torres cubrían unos 10 km en línea recta, obligando a instalar multitud de estaciones repetidoras intermedias que dependían mucho de la orografía del lugar.
  • Era para uso exclusivo oficial: más que «internet» era una especie de «intranet del gobierno»; enviar mensajes privados estaba prohibido, aunque con el tiempo esta norma se relajó.

Hubo quien supo explotar el sistema en su favor, en algo que podría considerarse el primer gran hackeo de las telecomunicaciones. Una pareja de truhanes intercalaba algunos «errores» en los mensajes con ayuda de operadores sobornados. Lo que conseguían era codificar mensajes bursátiles para anticiparse en la recepción de los datos de la bolsa de París.

El ocaso de los semáforos ópticos

La aparición del telégrafo eléctrico de Morse en la década de 1840 supuso el principio del fin para el sistema óptico. La posibilidad de transmitir mensajes a cualquier hora y a la velocidad de la electricidad dejó obsoleto al ingenio de Chappe. En 1852 Francia clausuró oficialmente su red de semáforos, que por aquel entonces sumaba ya 556 estaciones a lo largo de unos 4.800 km.

Aun así, el legado del telégrafo óptico perdura. Todavía sobreviven algunas torres de telégrafo óptico curiosos monumentos históricos (en Francia se conservan una veintena; también hay unas cuantas en España). Nos recuerdan que antes de los cables y el wifi existió una internet del siglo XIX. La visión de Chappe —comunicar al instante con ciudades lejanas— marcó el inicio de la era de las telecomunicaciones modernas.

Relacionado:

Compartir en Flipboard Publicar
PUBLICIDAD


Por @Alvy

Portada de las colecciones digitales de Newberry, antigüedades para ver y descargar, con un mapa de Chicago

Me encanta la gente que digitaliza cosas antiguas simplemente porque sí, porque son objetos interesantes, imágenes de una época, arte sin igual… o, simplemente, porque están ahí. Hoy me crucé con las Colecciones digitales de la Newberry Library de Chicago, una institución cultural gratuita y abierta al público desde 1887.

Mapa de una ciudad antigua / Colecciones digitales de Newberry, antigüedades para ver y descargar, con un mapa de Chicago

Naturalmente estas colecciones tienen cierta querencia; está especializada en historia americana e indígena, que exhibe en colecciones digitales, exposiciones y también en coloquios educativos y eventos. Es precisamente el acceso digital lo que hace que cualquiera pueda examinar mapas antiguos, manuscritos, libros y otros materiales de más de un siglo de antigüedad, aunque también hay algún material más moderno.

Mapa del Ártico / Colecciones digitales de Newberry, antigüedades para ver y descargar, con un mapa de Chicago

Los archivos se pueden ver online o descargar. La colección combina una política de acceso libre y gratuito y petición de copias digitales en formatos TIFF, MPEG4, WAV y otros. Tiene una política de acceso acierto y los materiales se pueden usar libremente, siempre que se cite el origen – conviene asegurarse viendo las licencias de cada pieza.

Relacionado:

Compartir en Flipboard Publicar
PUBLICIDAD


Por @Alvy

La chica de la perla a 108 gigapíxeles / Vermeer / Galería Real de Pinturas Mauritshuis

Los puristas dirán que no, pero esta versión de La chica de la perla a 108 gigapíxeles parece más impresionante viéndola online que visitando la Galería Real de Pinturas Mauritshuis donde está expuesta. Eso son 108.000.000.000 píxeles, que darían para una imagen de unos 330.000 × 330.000 píxeles, ahí es nada.

La chica de la perla a 108 gigapíxeles / Vermeer / Galería Real de Pinturas Mauritshuis

El nivel de zoom al que se puede llegar (×90) produce un efecto sencillamente asombroso. No es que se vean las texturas de la pintura y el craquelado (pequeñas grietas); es que puedes incluso adentrarte en esas imperfecciones causadas por el tiempo para ver qué hay dentro (!) Naturalmente, si quieres disfrutarlo al máximo, calibra los colores del monitor y visualiza el resultado en una habitación oscura para que la sensación de inmersión sea máxima. Ponerse un poco de música clásica de fondo ayuda.

En total necesitaron tomar 41.106 fotografías durante 88 horas de escaneo continuo con un soporte motorizado en una plataforma de 5 × 5 metros. La pequeña y anónima chica es en realidad un cuadro de 40 × 45 cm, de modo que el resultado, si se dibujara con todo el detalle captado, sería casi 100 veces mayor.

La chica de la perla a 108 gigapíxeles / Vermeer / Galería Real de Pinturas Mauritshuis

Además de la hiper-mega-ultra-alta resolución que han conseguido escaneando la pintura resulta que también se puede ver en 3-D además de en 2-D. Esto es porque se puede apreciar el relieve de cada gota de pintura, en una visualización que recuerda a los cráteres de la Luna o de Marte más que a una imagen de una chicha sonriente.

Lo que hay detrás de este trabajo es la tecnología de Hirox, especializados en microscopios digitales, que con un montaje que incluye soportes robotizados, cámaras automáticas y lentes capaces de hacer un ×10.000 de ampliación sin despeinarse. Impresionante.

Relacionado:

Compartir en Flipboard Publicar
PUBLICIDAD


Por @Wicho

Gráficos lado a lado de las dos situaciones
Gráficos del cero nacional, AKA el apagón, a las 12:33 del día 28 y y de la estabilización del sistema, ya en la madrugada del martes 29. En Seguimiento de la demanda eléctrica se puede seguir la situación del sistema en tiempo real – Red Eléctrica de España

[Anotación en actualización]

A las 12:33, hora peninsular española (UTC +2) del 28 de abril de 2025 se produjo un fallo masivo en la red eléctrica que provocó un apagón en gran parte de España y Portugal. La recuperación, que dista mucho de ser trivial, se fue llevando a cabo por zonas. Y así, a las 11:15 de la mañana del día 29 el funcionamiento del sistema eléctrico había vuelto a la normalidad.

Sabemos que lo que desencadenó la caída del sistema fue una caída súbita en la producción de 15 gigavatios durante cinco segundos. Pero aún no sabemos lo que la provocó. De hecho tardaremos días, o más bien semanas, en saberlo mientras se analizan los datos.

Cruce de cables: Computación analógicaAsí que nuestra primera recomendación, pasado el susto gordo y viendo que, para lo que podía haber sido hemos salido bastante bien parados, es leer La operación del sistema eléctrico para dummies¹.

Es una publicación de Red Eléctrica de España sobre ese complejo sistema que esconde muchas cosas detrás de los enchufes e interruptores de nuestras casas. Leerla, o al menos echarle un ojo, servirá para intentar entender las explicaciones que nos den sobre todo esto.

_____
¹ No, no es broma.

Compartir en Flipboard Publicar
PUBLICIDAD