El NIST-F4 es el nombre del nuevo reloj atómico de fuente de cesio del Instituto Nacional de Estándares y Tecnología de Estados Unidos (NIST). Tiene una precisión de 2,2 partes en 1016, lo que significa que, si hubiera comenzado a funcionar hace 100 millones de años, hoy estaría desviado menos de un segundo.
La tecnología en que se basa es una fuente de cesio: una nube de átomos enfriada con láseres hasta casi el cero absoluto y lanzada verticalmente, que atraviesa dos veces una cavidad por donde pasan microondas.
Esto último puede parecer un poco circular, pero así es como se mide la frecuencia natural de resonancia del cesio (9.192.631.770 ciclos por segundo) que es lo que define el segundo desde 1967. Luego estaba el asunto de ponerlo en hora pero también se hizo.
Este tipo de relojes se utiliza para calibrar el Tiempo Universal Coordinado (UTC), esencial en comunicaciones, transporte, sistemas financieros y centros de datos. No hay más de 20 relojes de este tipo en todo el mundo, en diversos países, pero este es uno de los candidatos a ser nombrado «estándar primario» de frecuencia por la Oficina Internacional de Pesas y Medidas (BIPM), que es quien gestiona el tiempo global.
Los componentes de este reloj incluyen todo tipo de elementos electrónicos, ópticos y de microondas, con tolerancias de 5 a 10 micras de precisión. Y además da la hora, aunque más bien lo que hace es calibrar los relojes que dan la hora, como los máseres de hidrógeno. Al fin y al cabo, es algo necesario si se quiere ser uno de los pilares fundamentales de la sincronización global… segundo a segundo.
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